A la vanguardia del sabor

AutorClaudio Poblete

La aparición en el mercado de nuevos productos, como la harina, con la cual se preparan pastas, panes y galletas o el cereal, ha colocado al amaranto como un ingrediente versátil el cual se puede utilizar para encostrar carnes y pescados, para dar consistencia o empanizar.

Este grano ligero que tiene la capacidad de amalgamarse al menor contacto con un líquido, también se puede utilizar para cubrir dulces caramelizados o barras de queso crema, para servir como botana.

El cultivo del amaranto y su promoción ha despertado el interés de los consumidores, por lo que hace algunos años se formó la AMA, Asociación Mexicana del Amaranto, Amarantum, quienes promueven el conocimiento de la planta y sus beneficios.

La asociación se compone de productores de amaranto micro industriales, industriales, comercializadores, investigadores, farmacéuticos, médicos, químicos, biólogos, dietistas y nutriólogos, todos reunidos para promover el amaranto más allá de las fronteras.

Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, el amaranto representa una fuente de proteínas equivalente al 70 por ciento de energía de la dieta, además contiene un alto contenido de calcio, ácido fólico y vitamina C.

Una combinación de arroz y amaranto a una proporción de uno a uno ha sido reportada como excelente para alcanzar las especificaciones de proteínas diarias que recomienda la Organización Mundial de la Salud.

A la par de los esfuerzos de las asociaciones y organizaciones civiles se lleva a cabo, año con año, la Feria de la Alegría y el Olivo, donde se ofrecen todos los productos de la región de Tulyehualco.

Este año la muestra tendrá una duración de dos semanas e iniciará el sábado 2 de febrero, Día de la Candelaria.

El cultivo

La celebración se hace justo un mes antes de comenzar con el cultivo del ingrediente, hacia finales del mes de marzo cuando se prepara en las etapas de la siembra y el traslape un almácigo (cultivo) en una chinampa (porción de tierra flotante).

El almácigo se logra cavando una zanja de 20 a 25 centímetros de profundidad, la cual se rellena con lodo.

Posteriormente se deja secar superficialmente y se segmenta en cuadros de siete centímetros llamados "chapines", en los cuales se hace un hoyo. Después, se siembran las semillas y se cubren con lodo y abono natural.

A los tres días nacen unas plantas que después de un mes de cuidados, se traslapan (se vuelven a plantar).

Este proceso consiste en extraer los chapines enteros con las plantas que tengan y...

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