Ven al español sano y con desventajas

AutorNadia Talamantes

El Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) es joven, aunque con pasado. En 1992 se celebró en la capital andaluza de Sevilla un Congreso de la Lengua con motivo de los actos de clausura de la Exposición Universal. Allí se proyectó la primer reunión internacional que se llevaría a cabo cinco años después en Zacatecas, México, el país con mayor número de hispanohablantes en el orbe.

A Zacatecas le siguió Valladolid y ahora Rosario, a donde la lengua de Cervantes, de 400 millones de hablantes en el mundo, se congrega bajo el auspicio de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) y el Instituto Cervantes (IC) para reflexionar sobre su presente y, sobre todo, su futuro.

Zacatecas. Abril de 1997

"La lengua y los medios de comunicación".

Organizado conjuntamente por el IC y la SEP de México contó con la presencia de los reyes de España, Juan Carlos y Sofía, y el entonces Presidente Ernesto Zedillo. Logró reunir, además, el número irrepetible de tres premios Nobel: Gabriel García Márquez, Camilo José Cela y Octavio Paz.

Tuvo entre sus secciones El libro, La prensa, La televisión, El cine, La radio y las Nuevas Tecnologías. Expertos en cada una de estas áreas elaboraron una radiografía de la situación del idioma y su uso en las autopistas de la información.

El dictamen fue unánime. El español goza de plena salud, sin embargo, habría que paliar la desventaja en la que se encuentra ante los países que manejan la tecnología, en su mayoría angloparlantes.

Paz habló de la identidad comunitaria que nos obsequia la lengua; Cela habló en defensa de la libertad de las lenguas y sus hablantes y, quizá adivinando estos días de belicismo anglo-árabe, apuntó: "No usemos la lengua para la guerra, y menos para la guerra de las lenguas, sino para la paz, y sobre todo para la paz entre las lenguas".

El extremo de esta libertad de Cela fue protagonizado, ante un escandalizado quórum, por el colombiano Gabriel García Márquez, quien propuso jubilar la ortografía. El premio Nobel 1982 planteó liberar la lengua de sus "fierros normativos", negociar con los gerundios bárbaros, el dequeísmo, volver al váyamos, cántemos o muéramos, enterrar las haches y eliminar las diferencias entre la ge y la jota, la be y la uve.

La eliminación de las convenciones ortográficas fue una propuesta que se rechazó por anarquista. En cambio, algo se ha avanzado en la creación de un organismo de consulta para el español urgente. La RAE cuenta en la Red con un departamento de...

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