Vence el estigma de la ilegalidad

AutorOmar Pérez

ESPECIAL

A Julián Zatarain le habían dicho que en Estados Unidos todos los migrantes son fáciles de reconocer porque caminan con miedo; ése no fue su caso.

Procedente de Sinaloa, él cruzó de manera ilegal al vecino del norte con tan sólo 8 años de edad. Era la segunda vez que lo intentaba.

"Dejé hace 13 años El Rosario, para llegar a Estados Unidos y reunirme con mi madre. Fue difícil, tuve que intentar cruzar la frontera por Tijuana dos veces. La primera no salió, me detuvo un agente americano y me dijo: 'Salte, háblale a tus papás y diles que vengan por ti'. El segundo cruce lo hice de otra forma por la Mesa de Otay y lo logré", relata.

El peligroso trayecto fue sólo el preludio de una dura realidad que esperaba a Julián.

"Uno en México tiene la fantasía de que (EU) es un lugar rico donde todo es muy bonito y obviamente no es así", cuenta el joven universitario.

"Venía de una casa en Sinaloa donde tenía una cama. Aquí (en Los Ángeles) dormía en un piso. Mi mamá se levantaba a las 5:00 de la mañana para ir a trabajar en una fábrica de pantalones".

El ejemplo de su madre y un folleto de una universidad que ella le dio apenas llegó a Estados Unidos sembraron en Julián el interés de liderazgo y de protagonizar cambios.

Para pagar sus estudios, hizo de todo: trabajó en la construcción, lavó platos, limpió casas, etcétera.

A la par, organizó distintas actividades en favor de la sociedad.

"Todo inició en la preparatoria, era el presidente de la escuela. Daba una clase de tutoría desde inglés hasta español; muchos de los muchachos que vienen batallan con el español, entonces hay que llevarlos a que aprendan matemáticas, ciencias y las clases generales", detalla.

Además, participó en la Cruz Roja, donde enseñaba a los niños qué hacer en caso de emergencia y les daba consejos de salud. Y, por supuesto, dirigió muchas de sus acciones a migrantes, sobretodo, jóvenes.

"Hice talleres de migración para explicarle a la gente cuáles eran sus derechos, que no tuvieran miedo si algo pasaba, y talleres de educación para que estudiantes sin documentos ingresaran a la universidad", precisa.

Todo ello rindió frutos. No sólo entró al Colegio de Santa Mónica, donde estudia el segundo año de la Licenciatura en Economía, sino que, el pasado 15 de agosto, Julián fue nombrado comisionado de Parques y Recreación en Huntington Park, en el condado de Los Ángeles, primer cargo oficial para un indocumentado.

Aunque por su estatus migratorio no tiene permiso de trabajo...

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