VENTAJA COMPETITIVA / Los números ya no le dan al propio Gobierno

AutorFrancisco Fernández-Castillo

No hay dinero suficiente para el gasto planteado en campaña para programas sociales. No lo digo yo, sino los documentos -quizás no los discursos- que el propio Gobierno plantea. Ni el ahorro operativo que busca el ejecutivo alcanzar a través de la reducción de funcionarios o gastos relacionados a servicios y prebendas, ni la reorientación de prioridades presupuestales permitirán, siquiera este primer año de Gobierno, cubrir de manera completa, los compromisos sociales hacia los ninis, los mayores, los desprotegidos y los estudiantes de escasos recursos, entre muchos otros. El ahorro tampoco es tal. Hoy el Gobierno, a pesar del ahorro que maneja en medios, está recurriendo también a un mayor endeudamiento, el cual implicará un mayor gasto en su repago para acabar superando el ahorro total alcanzado. Lo anterior es receta de libro para crisis social, económica y política para un futuro nada lejano.

A México le conviene erradicar la pobreza. Nadie en su sano juicio podría pensar lo contrario. Pero la resolución del problema no pasa ni mucho menos por una lucha de clases, sino todo lo contrario. Solo un crecimiento de la economía -a un ritmo de 5-7%- durante 10 o 15 años primero y, después, un mejor reparto de la riqueza a modo de mejores oportunidades, mejor educación y formación y más igualdad social podría garantizar semejantes resultados. Pero sin lo uno, la pobreza que se pretende reducir aumentará.

En los últimos 20 años México ha venido creciendo, pero no a un ritmo suficiente para lograr dichos resultados. El problema no obstante no es un problema de dirección o receta sino de velocidad de ejecución de esta. Hoy el mantenimiento de la dirección tampoco está claro. Y las ideas nuevas ni el propio Gobierno se las cree: sus documentos de perspectiva económica para el País elaborados por ellos mismos vuelven a reconocer que en ningún año del presente sexenio se crecerá a una tasa mayor al 2.7%, cifra similar o peor al ritmo de los tres últimos gobiernos.

Parece que lo que se ha vendido electoralmente será motivo de frustración. ¿quiere eso decir que nada ni nadie puede cambiar un crecimiento mediocre? Por supuesto que no. Pero la evidencia y la historia de las economías del mundo apunta a plazos mucho más largos y a sacrificios sociales de gran envergadura haciendo las cosas bien, antes de empezar a ver los primeros resultados. La disciplina y escaseces que implica son difíciles de conseguir desde un voto democrático porque la población no...

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