Viajando Ligero / Cambio de hábitos

AutorJimm Budd

Un lamento común reza: la peor parte de viajar es viajar (y la mejor parte es llegar a donde vas). A lo mejor los únicos pasajeros razonablemente felices con esta parte sean los adinerados con boletos de primera clase o de plano con un jet privado.

Los demás tenemos instrucciones de presentarnos en el aeropuerto dos o tres horas antes de la salida, aunque se trate de un vuelo de 90 minutos o menos. Llegar temprano deja suficiente tiempo para hacer fila para la documentación de pasajeros y equipaje, para luego ir a hacer otra fila y acceder al filtro de seguridad... una más, claro, para abordar la aeronave.

A la llegada, si el vuelo es internacional, habrá que hacer una fila para pasar por migración, y otra para la inspección aduanera, aunque al menos ya no hay que formarse cuando la estampida se inicia para recoger el equipaje. Lo que viene es la fila final para el transporte terrestre que lo lleva a uno adondequiera que finalmente vaya.

Cualquiera diría que en el propio avión, los asientos en clase económica lucen más pequeños que antes, y esto podría no ser una ilusión, ya que las aeronaves por lo general están más concurridas de lo que solían.

Por ende, el espacio para el equipaje de mano tiende a ser menor también, al tener que compartirlo con más personas. Los que van de viaje corto o pueden darse el lujo, prefieren no documentar maletas para evitarse la espera para recogerlo, mientras que los más ahorrativos ya toman en cuenta que un número creciente de compañías aéreas cobran tarifa extra a la menor provocación por concepto de equipaje.

En la mayoría de las aerolíneas mexicanas aún podemos esperar que el precio del boleto incluya aperitivos y bebidas alcohólicas a bordo, lo que ya en muchas compañías internacionales genera un costo adicional.

La buena noticia es que, si bien el transporte aéreo no es tan lujoso como antes, los boletos de clase económica se volvieron increíblemente baratos en comparación.

Bueno, al menos desde 1960 los costos del avión se han elevado en un 30 por ciento o un poco más, mientras que las tarifas de hotel se han quintuplicado. Hace 50 años se pagaban 275 dólares para volar desde Ciudad de México a Nueva York. Veo en Internet que el precio mínimo hoy sería de unos 357 dólares, y aunque esto implicara cambiar de avión en Houston, en aquél entonces seguramente se hacía el mismo tiempo de vuelo.

En 1960, Mexicana trajo los primeros jets a México. Aunque no volaban a Nueva York, puedo comparar que en ese mismo...

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