Viajando ligero / El nuevo imperio español

AutorJim Budd

Hace poco Riu Hotels & Resorts inauguró su tercera propiedad en Nuevo Vallarta, sobre la Riviera Nayarit, se trata del Riu Palace Pacífico. Esta compañía española, que empezó ofreciendo sus servicios a turistas alemanes que volaban a Mallorca para asolearse, ha crecido considerablemente y hoy cuenta con alrededor de 103 propiedades, 14 de las cuales están en México. Hace poco visité la más moderna joya en la corona de este imperio español en expansión y me llevé una grata sorpresa.

Riu es dueño de todos los hoteles que administra en América. Además de los de México, tiene alojamientos en Florida, Jamaica, Costa Rica y República Dominicana, y esto puede significar la diferencia: muchas marcas más conocidas se amplían mediante franquicias y contratos de administración.

Un inversionista edifica un hotel y paga por una licencia que le da derecho a usar algún nombre famoso y recibir consejos acerca de cómo manejar determinado negocio. O bien: una gran cadena maneja un hotel adquirido por otros y cobra una cuota por sus servicios. Pero sucede que, a veces, el dueño deja de cumplir y no sustituye las alfombras gastadas, no repara los lavabos y retretes rotos ni resana los hoyos en las paredes. La cadena hotelera podrá protestar exigiendo que se respeten ciertas normas. Si no se cumplen, el castigo consistirá en quitar el nombre de la franquicia o el equipo administrador pese a que eso le cueste a la cadena el dejar de percibir el dinero que gana gracias a las cuotas.

"Como nosotros somos propietarios de nuestros hoteles, este problema no nos afecta", dijo Luis Riu, quien estuvo en México con motivo de la apertura del más reciente de sus resorts, que a pesar de describirse como propiedades todo incluido, algunos servicios, como los tratamientos en el spa o el uso de una computadora conectada a internet, tienen un costo extra.

"Nosotros hacemos hincapié en la arquitectura, el decorado, los alimentos y el servicio", explicó Riu.

La arquitectura de este palacio es, bueno, palaciega. Las torretas y torres culminan en una blanca estructura de 9 plantas con 445 suites junior, todas con balcones.

Por dentro, el lobby se asemeja a un complicado salón de baile, en el que podrías esperar el anuncio con trompetas de la llegada de un conde o una duquesa. El minimalismo no tiene cabida en un resort Riu: no son hoteles boutique. Cuando estés vacacionando en uno de ellos, sentirás que eres el huésped de la casa de un archiduque. Ningún miembro del personal estará...

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