Viajando Ligero / Retozando entre caníbales de Fiji

AutorJim Budd

Aquel salvaje en pintura de guerra y apenas otra vestimenta que un taparrabos se lanza a la barca y empieza a blandir un mazo en la cara como si quisiera que yo fuera su próxima comida.

Me dio que pensar. Hasta entonces, toda la gente de Fiji, archipiélago en el Pacífico, había sido muy amistosa... Pero cuando empieza la función en el Centro Cultural, quieren asegurarse de contar con toda la atención de uno.

Todo empezó en forma bastante rutinaria. Subes a esa canoa de cascos gemelos para algo que podría ser un paseo por un parque temático y luego ese caníbal pega un salto y sube a bordo.

Resulta ser un guía, y la verdad es que no llegué a sentir miedo. De veras. Se supone que los de Fiji llevan cerca de un siglo absteniéndose de comerse a la gente.

El Centro Cultural está más o menos a una hora de distancia de Suva, saliendo por la carretera de Nadi. Las funciones que escenifican ahí son las mejores de los Mares del Sur. Los actores son miembros del Teatro de Danza de Fiji, nombre poco apropiado. No sólo bailan y cantan, sino que además tejen y edifican y libran parodias de batallas, reconstruyendo la vida como se había vivido en Fiji hasta no hace demasiados años.

En mi caso yo sólo tenía una vaga idea de lo que era y ninguna de lo que ahora es. Fiji, eso lo sabía yo, tiene maravillosas playas, palmeras que se bambolean y una población de cabello muy rizado en la que tanto hombres como mujeres llevan faldas. Eso venía a ser todo.

Yo tenía la idea de que Fiji era una colonia británica isleña en algún lugar próximo a la Línea Internacional de Cambio de Fecha. Resulta que es un país independiente desde 1970, un archipiélago de 300 islas donde hay mayor número de inmigrantes de la India que nativos.

Los británicos, que efectivamente estuvieron gobernando ahí, trajeron a los indios para que aserraran la madera, cavaran minas y realizaran los demás trabajos pesados que debían hacerse en las islas. Los nativos no tienen en gran estima el empleo permanente.

Fiji, cuando los europeos lo encontraron, era un edén en el que nadie necesitaba trabajar gran cosa. Y sigue siéndolo. Pero hace unos cuantos años, el Ejército organizó un golpe de estado, sacó a Fiji de la Comunidad Británica de Naciones y lo convirtió en república. El alzamiento tuvo sus ribetes de ópera cómica, pues un grupo de disidentes irrumpió en el Museo Nacional para agarrar lanzas y porras de guerra como armas. De todos modos, muchos viajeros se han alejado, y eso significa que los...

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