Viajando Ligero / Sin sorpresas

AutorJimm Budd

Fue quizá hace 40 años cuando me invitaron a Memphis para una reunión con Kemmons Wilson, un empresario local que se convirtió en un importante hotelero que cambió la manera en que la vivimos, aún más que Elvis Presley, el personaje más famoso de todos los que han vivido en Memphis. Hace más de 60 años, Wilson manejó con su familia de Memphis a Washington DC. Se decepcionó de los lugares donde, en su viaje, tuvieron que pasar la noche.

Cualquier persona de una cierta edad puede comprender cómo se sintió Wilson. Los hoteles de las grandes ciudades fueron -y todavía son- caros e inconvenientes para los automovilistas. Los moteles y lo que se conocía como cabañas para turistas ya existían desde hace bastante tiempo. Eran alojamientos situados exactamente en las carreteras y los huéspedes se podían estacionar afuera de la puerta de su habitación, descargando únicamente el equipaje necesario.

Lo que molestó a Wilson es que nunca sabía con qué clase de albergue se iba a topar. El cuarto quizá sea amplio, quizá sea pequeño, limpio o no tan limpio. La mayoría de los moteles cobraban extra por los niños aunque permanecieran en el mismo cuarto. Lo que lo enojó aún más. Si hubiera estado en México, simplemente no habría llevado a su esposa y niños a ningún lugar llamado motel.

Viendo una oportunidad del negocio -o, como prefirió expresarlo, esperando ahorrar a otras familias semejantes penas-, Wilson decidió diseñar y construir hoteles situados al borde de las carreteras. Estando en el negocio de construcción, él sabía lo que era necesario. Sus hoteles serían económicos, limpios, con aire acondicionado, un teléfono en cada cuarto. Todos tendrían albercas y cada hotel sería igual que los otros. Los niños podrían quedarse gratis. "No sorpresas," sería el lema de la compañía. Pero se necesitaba un nombre. Un rotulista, que había estado en un cine la noche anterior, garabateó el título de la película que vio: "Holiday Inn". Entonces, un ícono nació.

Holiday Inn aceptaría las tarjetas de crédito de las compañías de gasolina (en los años 50, cuando su primera propiedad abrió, las únicas tarjetas de crédito en Estados Unidos eran justo las de las compañías de gasolina, aún no existían Visa, Master Card o American Express). Esto hizo que la cadena de Wilson se convirtiera en una favorita entre los vendedores viajeros. Sus compañías pagaban las cuentas de tarjetas de crédito y los vendedores también eran reembolsados cuando presentaban facturas de hotel. Las...

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