Viajando Ligero / A través de las fronteras

AutorJimm Budd

Cruzar fronteras es la aflicción de los viajes... y todo lo que eso implica. Primero, necesitas un pasaporte y después, quizá, una visa. Luego de eso, al llegar al sitio con el que se soñabas, debes esperar en una fila a que alguien mire esos documentos.

En un primer viaje, esto puede resultarte hasta emocionante porque te recuerda que estás en otro país, pero después de varias travesías más puede crecer la nostalgia por aquellos tiempos en que los inspectores abordaban los trenes y los viajeros permanecían sentados, disfrutando su café, hasta que escuchaban su nombre.

¿Por qué no hacer lo mismo ahora pero en los aviones?

Viajar en automóvil no es la excepción, todos deben pasar por largas filas, incluso los peatones pueden tardar una hora o más para que les sellen la entrada a Estados Unidos.

Y esto es para viajar al norte de México. Hacia el sur está peor. En Tapachula me advirtieron los habitantes que no cruzara el río Suchiate para almorzar en Guatemala. "Las cosas pueden ser problemáticas allá", dijeron. Los contrabandistas cruzan el río en botes. Los inmigrantes vadean. Y en el puente se esperan sobornos en ambos lados.

Desde Chetumal se puede cruzar a Belice sin entrar oficialmente a ese país gracias a la zona libre de impuestos, en la que los artículos se venden legalmente y la ley es nula. Nadie pide ver algún documento al entrar en la zona franca, pero México hace las cosas complicadas para quienes regresan, especialmente si has demostrado ser un comprador muy activo.

Hace años aprendí que las fronteras son un gran negocio en América Central, con coyotes, polleros y otro tipo de personas desagradables que se congregan a cada lado esperando escoltar -obviamente por un precio- a los viajeros incautos más allá de los puntos de control. Panamá es el último país por el que se puede viajar por tierra. No hay caminos que conduzcan a través de la selva del Darién hasta Colombia, lo cual es extraño considerando que alguna vez Panamá fue parte de Colombia.

A Colombia sólo se puede llegar por mar, así que hay que abordar un ferry para viajar con automóvil. Colombia limita con cinco países, pero sólo a Venezuela, Ecuador y Perú se puede llegar por carretera. Este podría ser turismo de aventura, casi como nadar con caimanes. Colombia, después de todo, es un país famoso no sólo por su café y esmeraldas, también por las drogas y las guerrillas.

La situación es aún más peligrosa, se dice, entre Ecuador y Perú, donde delincuentes se esconden en el...

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