Viajando Ligero/ Luna de miel flotante

AutorJim Budd

Para las parejas que gustan del agua y gustan de explorar y manejarse por sí solas, no hay nada más romántico que una luna de miel en un yate. Un velero sólo para ustedes dos. Pasen un fin de semana, una semana o una quincena explorando las costas bajacalifornianas del Mar de Cortés. No es necesario saber navegar. En La Paz, las parejas que tienen los medios contratan su propio piloto. También se consiguen cocineros marinos. Tendrán mucho gusto en desaparecer cuando ustedes no quieran tenerlos a la vista.

El romántico Mar de Cortés es un mundo de agua, viento, sol y cielo. El último atisbo de civilización desaparece en un parpadeo cuando la silueta de La Paz se hunde por debajo del horizonte. Después de eso llega una serenata de leones marinos que cantan en alguna costa distante. Por debajo de las olas se ciernen las mantarrayas, colosales pero afables. Del agua saltan, junto a las lanchas, unos delfines que se arquean, como queriendo servir de compañía a los recién casados. También celebran su luna de miel en el Mar de Cortés, desde enero hasta marzo, las majestuosas pero amistosas ballenas grises.

En las aguas de un azul cobalto asoman más de 900 islas. Muchas de ellas, desde luego, apenas son diminutos cayos. La propia Península de Baja California es un encantador y desierto mundo de selvas de cactáceas y de escarpadas montañas doradas. Imagínense un paraje donde las brisas soplan y unas solitarias playas les invitan a ustedes dos a acercarse. Más allá de las riberas blancas y arenosas de la Isla del Espíritu Santo, se extienden desolados cañones en los que crecen higueras colgantes. Pelícanos, gaviotas y fragatas guardan los cielos.

Ponerse en marcha no es difícil. La fletadora de La Paz lo tiene todo listo y dispuesto cuando llegan los recién casados. A bordo está completo el surtido de víveres, bebidas, hielo, combustible y agua, así como de sábanas, toallas y una cocina totalmente equipada. Los yates mismos vienen de Francia. Ninguno tiene más de cinco años de antigüedad. Los navíos más pequeños son perfectos para un crucero de luna de miel.

Todos esos yates llevan consigo botes neumáticos motorizados, listos para arrimarse a litorales de profundidad insuficiente para barcos de mayor calado. Las playas están abrigadas en islas desiertas y a lo largo del litoral costero del este bajacaliforniano, raras veces visitado. Para las parejas de mentalidad...

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