Tienen viaje tranquilo para llegar al colegio

AutorLuis Fernando Reyes

Sinuhé dormita durante su viaje a la escuela desde San Juan Ixtayopan, en Tláhuac, hasta la UPIICSA del Politécnico, en Iztacalco.

Sabe que alrededor de las 05:25 horas las luces del camión se apagan y el chofer, Don Rodolfo, sintoniza la estación de radio El Fonógrafo para arrullarlo a él y a los 37 estudiantes que lo acompañan.

El conductor toma su radio y avisa a su interlocutor que ya abordaron los 38 alumnos, que arranca a tiempo hacia su destino, a 47 kilómetros de distancia.

Pero Sinuhé no viaja en un auto particular ni en un microbús, se trata del servicio de transporte escolar que brinda la Red de Transporte de Pasajeros a estudiantes del nivel medio superior y superior del Instituto Politécnico Nacional.

Es el 'Polibús', como lo han bautizado los alumnos, quienes ocupan el servicio de lunes a viernes, desde el 1 de agosto pasado, a un costo de 15 pesos diarios.

Toda la operación es cronometrada, cuenta con un itinerario fijo y es regulada por un Puesto Central de Control del organismo de transporte del Gobierno del DF.

La unidad sale de su taller, en Xochimilco, a las 04:00 horas, recoge a la mayoría de los pasajeros a las 04:50 horas en la plaza del pueblo de San Antonio Tecómitl, en Milpa Alta, hace tres paradas más para levantar más alumnos y concluye su servicio a las 06:50 horas en el Casco de Santo Tomás, en la Delegación Miguel Hidalgo.

En el trayecto, el camión amarillo equipado con pantallas y DVD hace tres altos para los alumnos que estudian en la Vocacional 7, en Santa María Aztahuacán; para los que van a UPIICSA, en Iztacalco; y para los de Zacatenco, otros tantos tienen como destino alguna escuela del Casco.

"Hago de 50 minutos a una hora de camino, y mis clases empiezan a las 07:00 de la mañana, llegamos como a las 06:00 y esperamos como media hora a que nos abran la puerta", comenta Sinuhé, futuro ingeniero industrial.

Como él, sus compañeros prefieren llegar más temprano que utilizar el transporte público, pues por la hora y las calles que les toca transitar, temen a la inseguridad.

Teresa, de 19 años, estudiante de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, recuerda una mala experiencia en transporte público, cuando un desconocido la siguió desde el plantel hasta el Metro, sin que pasara a mayores. Hoy observa el paisaje aún semirural de Tláhuac y Xochimilco a través de la ventana del "Polibús" en espera de que la deje en su escuela, sana, salva y adormilada.

Sinuhé, de 19 años, se acurruca en el asiento trasero...

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