Una vida en Alemania

AutorDaniel Barenboim

La crueldad de la memoria se manifiesta en el recuerdo de aquello que se ha disipado en el olvido.Naguib Mahfuz

Esta frase de Naguib Mahfuz plantea, según yo, algo que resulta de suma importancia para las relaciones judeo-alemanas, pues cada parte tiene el problema del pasado en relación con la otra: hay cosas que exigen generosidad para olvidarlas, mientras otras demandan honestidad para mantenerlas presentes. Desde mi punto de vista, éste es el problema de la generación alemana de la posguerra. Personalmente, no me he enfrentado a la xenofobia o el antisemitismo en Alemania. La expresión de un conocido político berlinés sobre "el judío Barenboim", en un contexto en el cual el judaísmo nada tenía que ver, la interpreto como un malentendido en cuanto a lo que es la identidad judía. Esto no es fácil: el judaísmo es un poco religión y tradición, un poco nación y un poco comunidad. Tanto para los propios judíos como para los demás es difícil enfrentar esta complejidad, y sobre todo para un país como Alemania, que tiene una terrible historia en común con el judaísmo. El tema me provoca un sentimiento incómodo, pues tengo la sensación cada vez más fuerte de que esta parte de la historia alemana no ha sido asimilada de manera correcta. Esto puede desembocar en un filosemitismo que es tan falso como el antisemitismo, o incluso en un nuevo antisemitismo.

No creo en la culpa colectiva, y ciertamente no cuando ésta abarca a varias generaciones. Por eso mismo, no tengo ningún problema con el hecho de trabajar y vivir en Alemania. Al mismo tiempo, espero de todos y cada uno de los alemanes que no olviden esta página de su historia, y que se relacionen con ella de una manera especialmente sensible; esto sólo podrá suceder si cada alemán entiende correctamente su identidad pues, al reprimir parte importante de su propio Yo, coarta su propia libertad para relacionarse con los demás.

La cuestión de la identidad alemana me conduce a otras simultáneas; por ejemplo, a los ingredientes que conforman una identidad. ¿Acaso hay una sola identidad para los individuos y para los pueblos? La tradición judía muestra dos tendencias claras: una, la más fundamentalista, de grandes filósofos y poetas que sólo se ocuparon de cuestiones y conceptos relacionados con el judaísmo; y otra, a la cual se adscriben personajes como Spinoza o Einstein -y en cierto modo también Heine-, quienes tenían nexos con Alemania y al mismo tiempo contemplaban otras culturas y otros problemas...

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