La Vida y el Arte del concreto

AutorDora Luz Haw

Eran las 10 de la noche cuando un camión revolvedora avanzó por la colonia Condesa. Al llegar a la calle de Ozuluama esquina con Amsterdam, el chofer maniobró hasta subir el chasis a la banqueta y meter la canaleta de salida de la mezcladora en una de las puertas de la galería de arte contemporáneo independiente La Panadería.

Una mixtura espesa de concreto y grava comenzó a inundar el espacio, mientras que, desconcertados y expectantes, los cerca de 50 invitados a la inauguración de la "exposición" de Teresa Margolles, miembro fundador del grupo SEMEFO, retrocedían para evitar que el material cubriera sus pies.

La gente que acudió al acto realizado el miércoles por la noche tuvo que casi salirse del espacio debido a que el concreto arrojado alcanzó los 30 centímetros de espesor. Reporteros, fotógrafos y camarógrafos quedaron atrapados en el pequeño cubo que conducía al baño.

"Fin. Mezcla de concreto con 100 litros de agua donde se lavaron cadáveres en la morgue después de realizárseles la necropsia", decía un letrero que fue descubierto en la pared luego de que el chofer terminara de vaciar el contenido de la máquina y lavara con una manguera la parte trasera del camión.

El público miraba con asco la rojiza mezcla, sonreía nervioso y no perdía de vista ni por un momento la actitud del grupo de reporteros que, para poder salir de La Panadería, se veía obligado a meter los pies en el concreto...

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