Videgaray: un 'tecnopolítico'

AutorMartha Martínez

En noviembre de 2011, tras varios intentos fallidos para designar a los tres consejeros del Instituto Federal Electoral, integrantes de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados buscaron a Luis Videgaray para solicitarle que convenciera a Enrique Peña Nieto de destrabar la negociación.

Hacía más de un año que la elección de los consejeros se encontraba atascada y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ya había dado un ultimátum, por lo que los legisladores propusieron al economista, entonces presidente de la Comisión de Presupuesto, ser el interlocutor con el mexiquense en la negociación de una terna de académicos apartidistas con el argumento de que colocar consejeros afines a los partidos políticos enturbiaría la elección presidencial.

Videgaray aceptó, a cambio de supervisar personalmente la terna y tener derecho de veto de aquellos candidatos que considerara "antipriistas".

A principios de diciembre, el economista planteó la propuesta a Peña Nieto y, a pesar de que era contraria a la postura que habían mantenido Francisco Rojas y José Ramón Martel -quienes llevaron la batuta de la negociación durante 14 meses-, lo convenció de aceptar. Un par de semanas después María Marván, Sergio García Ramírez y Lorenzo Córdova fueron designados consejeros electorales.

Legisladores cercanos a la negociación aseguran que el episodio describe al personaje que hoy es considerado el hombre más poderoso del entorno del Presidente electo: un político leal al mexiquense, consciente del peso que sus opiniones tienen en las decisiones del ex gobernador, empeñado en tener el control de todo y a quien no le incomoda alejarse de las viejas prácticas del partido en el que ha militado desde los 19 años, el PRI.

La relación entre el economista y Peña Nieto comenzó en 2004, cuando a ambos les tocó renegociar la deuda del Estado de México, durante el último tramo de la administración de Arturo Montiel.

Sin experiencia en temas políticos o electorales, en menos de ocho años Videgaray se convirtió en la pieza clave de los procesos que llevaron al mexiquense a la Presidencia de la República.

Lo fue al operar un andamiaje legal y financiero que le permitió a Peña Nieto construir obras de infraestructura con las que promovió su imagen a lo largo de su sexenio, al garantizarle recursos que le permitieron concluir su sexenio de manera holgada, al no enturbiar la elección por la gubernatura estatal "bajándose" sin chistar de la precandidatura y al operar la maquinaria política que promovió el voto a favor del mexiquense en todo el país.

Economista convertido en político

A Luis Videgaray siempre le interesó la política, pero hasta antes de conocer a Peña Nieto sus intentos por involucrarse en ella fueron poco significativos: en 1987 se afilió al PRI, en 1988 coordinó el voto de ese partido en el distrito XXXVIII de la Ciudad de México y en 1991 fue presidente del Consejo de Alumnos del ITAM.

Si bien el propio Videgaray ha reconocido públicamente que las oportunidades políticas más importantes de su vida se las ha dado Peña Nieto, su acercamiento con él no podría entenderse sin el apoyo de Pedro Aspe, ex secretario de Hacienda durante el sexenio de Carlos Salinas.

En 1992, recién egresado de la carrera de Economía en el ITAM -simultáneamente estudió Derecho en la UNAM- se convirtió en asesor de Aspe. Dos años después, con el apoyo del economista y becado por el Conacyt, estudió una maestría en Finanzas Públicas en el Massachusetts Institute of Technology, en Boston, y en 1998, a su regreso a México, ingresó a Protego, la firma fundada por el ex secretario.

En Protego comenzó como subdirector de Banca de Inversión, pero en 2001 fue designado director de Finanzas Públicas Estatales y Municipales, cargo en el cual manejaba las principales cuentas de la firma, entre ellas la asesoría financiera a estados como Oaxaca y Sinaloa.

En 2004 fue enviado por Aspe al Estado de México a renegociar la deuda de la entidad que entonces, bajo el mando de Arturo Montiel, era la segunda más alta del país con 29 mil millones de pesos, sólo después de la Ciudad de México.

Peña Nieto era presidente del Congreso local, por lo que a ambos les tocó negociar la reestructuración de la deuda local. En medio de reuniones que se prolongaban hasta la madrugada, se conocieron, congeniaron y en menos de un año Videgaray ya formaba parte del círculo íntimo de Peña Nieto.

Así, en 2005, cuando el mexiquense tomó posesión como gobernador, el economista fue designado secretario de Finanzas, puesto clave para cualquier gobernador que, como él, aspiraba a ser candidato presidencial.

En ese cargo estuvo hasta el 2009, y durante ese tiempo se fogueó con la crema y nata de la política mexiquense, aprendió a negociar e inició su carrera como operador político, siempre impulsado por Peña Nieto.

Luis Miranda, secretario de Gobierno de Peña Nieto, fue el encargado de prepararlo. Políticos estatales recuerdan a Videgaray acompañando a Miranda a todas sus reuniones y permanecer callado y atento a cada palabra o expresión de éste. Sería cuestión de tiempo para que el economista lo relevara en esos menesteres.

Luis Sánchez, ex presidente del PRD en el Estado de México, se dice sorprendido cuando compara al secretario de Finanzas de 2005 con el hombre que hoy aparece al lado de Peña Nieto en cada evento público al que asiste, pues relata que del funcionario estatal desconcertado, inexperto y que se ponía nervioso en cada reunión queda muy poco.

"Conocí a Luis Videgaray a finales de 2005, siendo presidente del partido y gestionando recursos...

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