La vigencia del ideal

Los temas y dilemas constitucionales no pueden comprenderse fuera de un momento histórico y de un contexto político y social determinado. Las normas constitucionales son instrumentos que creamos los seres humanos -por consenso o por imposición- para orientar nuestra convivencia. Por eso no tiene sentido pensar a las constituciones en abstracto. Es cierto que podemos dilucidar sobre los principios que orientan los arreglos constitucionales -típicamente la libertad, la igualdad y el orden- y tomar postura sobre la prelación y la prioridad que daremos a unos sobre otros y, en esa medida, acerca el modelo constitucional que nos inspira. Pero, cuando pensamos en las constituciones como documentos normativos, debemos recordar con Norberto Bobbio que el "derecho y el poder" son las dos caras de una misma moneda y, por lo mismo, que las constituciones están ancladas a la realidad en la que rigen.

En ese anclaje, las constituciones pueden servir como diques conservadores del status quo o como instrumentos transformadores. De hecho, el devenir constitucional se juega entre ambos extremos: las constituciones son instrumentos de conservación y vehículos de cambio, al mismo tiempo. Por eso se interpretan y se reforman. Ninguna de esas tendencias es mala o buena en sí misma. Todo depende de lo que se pretende conservar o de los que se aspira a transformar.

Por ejemplo, cuando las constituciones del siglo XX -empezando por la mexicana de 1917- emergieron como promesas jurídicas de cambio ante arreglos sociales opresivos, violentos y desiguales, representaron una agenda progresista. Ese constitucionalismo -que llamamos moderno o democrático- era la traducción en normas jurídicas de toda una promesa de emancipación, igualdad y libertad que, aunque parezca paradójico hablando de constitucionalismo, resultaba revolucionaria. Tal era el contraste entre el proyecto y la realidad.

El reto de ese constitucionalismo -que es, a la vez, su promesa incumplida- era modelar esa realidad social conforme a sus principios orientadores. Y hoy sabemos que, si bien nuestras sociedades se han modernizado y sofisticado en buena medida a través del derecho, los ideales igualitarios, incluyentes, libertarios y solidarios que motivaron al constitucionalismo moderno han arrojado saldos deficitarios. Durante los últimos años del siglo XX y, sobre todo, en las primeras décadas de esta centuria, el instrumental constitucional se distorsionó y ha servido para proteger privilegios...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR