Vinos / Que corra el champagne

AutorRodolfo Gerschman

Que corra el champagne, que es la perfecta representación del triunfo, cualquiera sea éste: un amor que se anuda, un negocio que se cierra, un hijo que nace. Todo esto se celebra y se brinda con champagne. Y también tiene fama de afrodisíaco: las escenas amorosas de una película que aspira al segmento triple A tendrán una botella como parte del decorado.

En terrenos diferentes al erótico está la celebración del triunfo de las escuderías de fórmula 1 con chorros de champagne, aunque ¿no hay una alusión subliminal en los muchachones que hacen estallar el líquido y lo riegan abundantemente?. Me contaron que había, no sé por parte de quién, la intención de prohibirlo porque asociaba alcohol con conducción (y con deporte al final del día, aunque en este caso se agita más el coche que el piloto) pero aparentemente no prosperó.

No deja de sorprenderme, como ustedes saben, esa capacidad del champagne para colarse en todas las fiestas. Alguna vez aventuré que tenía que ver con el carácter alegre de la burbuja, que a su vez viene también de las cosas que vuelan, que se escapan, que gozan de un carácter aéreo. Me siento tentado de pensar que, finalmente, es la parte alegre la que precede a la erótica en esta bebida, pues a menudo una cosa es condición de la otra.

La marquesa de Pompadour decía que el champagne "es la única bebida que deja a una mujer bella después de beberlo" y Bernard Pivot, en su Diccionario Amoroso del Vino, dice que cuando se bebe champagne no atraen los temas graves de negocios o política sino aquellos con su misma naturaleza: la ligereza, la efervescencia. "El espíritu espuma y burbujea. Las palabras son burbujas, la conversación planea. Momento exquisito. El champagne no está hecho para los gruñones".

Por eso en el capítulo sobre Dom Perignon propone su beatificación y se queja de que "Roma distinga a los cristianos que han sufrido y que han aliviado los sufrimientos y jamás a los cristianos que han hecho la vida más agradable". Y ruega al cielo que interceda ante el Vaticano para que suceda.

Ésta es la estación por excelencia del champagne. En estas fiestas es cuando más se vende y casi no hay familia (si el bolsillo lo permite) que no...

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