Vinos/ Vinos globalivínicos

AutorRodolfo Gerschman

Cuando el mitin de los globales tiene lugar en Europa, raudos globalifóbicos viajan en globalifílicos trenes de alta velocidad para llegar más rápido a su manifestación. Se pasan la voz y se convocan por globalifílica red o globalifílicos faxes con similares propósitos, es decir los de repudiar esos atroces medios a través de los cuales se comunican en tanto que diabólicos instrumentos concebidos por el imperialismo global.

Pero ¿cómo podrían estar al tanto de tanta maldad si no fuera por ellos? ¿y cómo se carga con esa contradicción sin reconocerla? Se podría suponer un juego, pero deja de serlo con el primer muerto. Particularmente no creo que quieran repudiar el globalismo, lo cual sería como una renovada versión del paren el mundo que aquí me bajo, sino la parte que no les gusta o que no les conviene. Rechazo al cual, como consecuencia de la globalización, cada vez más todos tienen derecho.

La notable paradoja de la globalización tiene una de sus mejores expresiones en el vino.

Grandes defensores del nacionalismo enológico y las denominaciones de origen, como los de Champagne o Burdeos, invierten cada vez más en crear bodegas en el nuevo mundo, las cuales le harán la competencia a los vinos que tan acerbamente defienden.

En Champagne Moêt et Chandon, Mumm, Roederer o Taittinger son algunos ejemplos de firmas que han hecho ese recorrido desde sus antiguos feudos franceses a los anchos horizontes de California, Chile, Argentina o Australia. Apellidos bordeleses tan emblemáticos como los de las dos ramas de Rotschild, el barón y la baronesa, son ahora también símbolos de ese movimiento de expansión hacia otros continentes.

Finalmente los primeros beneficiarios son los consumidores, quienes disfrutan ahora de una gama de productos hasta hace aún pocas décadas inimaginable, con opciones para todos los gustos y bolsillos, y también quienes encuentran trabajo en las nuevas empresas. Otro aspecto benéfico incalculable es el de las sinergias que se produjeron en los últimos 30 años entre el viejo y el nuevo mundo vinícola en otro terreno de paradojas, allí donde se tejen y tensan las relaciones de la tecnología con la artesanía.

La paradoja es que a más tecnología, más artesanía. Por supuesto no es éste siempre el caso, pues también surgen o prosperan bodegas que, gracias a la tecnología y a la globalización, producen millones de cajas en una escala igualmente inimaginable pocas décadas atrás.

Pero al mismo tiempo la investigación enológica, que...

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