Vinos / Día del Malbec

AutorRodolfo Gerschman

La semana pasada -y también ésta- estuvo imbuida de temas argentinos. Por un lado, la fallida visita de la Presidenta de ese país, Cristina Kirchner, dejó una estela de reuniones entre funcionarios de la Cancillería -con la embajadora Patricia Vaca Narvaja a la cabeza- y empresarios de ambos países que apuntan a incentivar intercambios y, tal vez por elevación, a apurar un acuerdo de libre comercio. Parte de lo que está en juego, ahora mucho más que en años anteriores, es el vino.

Coincidentemente, el próximo domingo es -por decisión de Vinos de Argentina, organismo promotor de las exportaciones- el "Día del Malbec". Es bastante curioso que se haya elegido un día en especial para celebrar una cepa de vino, aunque hacerlo tendrá, sin duda, proyección mercadológica. Y además el gobierno del país sureño nombró al vino argentino "bebida nacional".

Hay varios ángulos en todo esto. Comencemos por el de la cepa Malbec. Como casi todos los trasplantes de cepas a climas y suelos diferentes al de su origen, el de la Malbec tiene su lado instructivo. La cepa viene del sudoeste francés, más precisamente de Quercy, y con el nombre de Côt es la más difundida en la denominación Cahors.

Sin embargo, en esas latitudes los resultados no eran muy extraordinarios. El periodo de maduración de la Malbec es largo, lo cual hace que a veces, en condiciones climáticas más severas, como las de su región originaria, ocasione vinos con taninos duros y poco potencial aromático. Y después de la filoxera también se vio que, plantada sobre portainjertos, era más vulnerable a las plagas. Por eso en Burdeos ha sido siempre utilizada en pequeños porcentajes en las mezclas, nunca como protagonista.

A Argentina llegó traída por Michel Aimé Pouget, agrónomo francés que creó en Mendoza, en 1853, la Quinta Normal Agronómica y la plantó allí por primera vez, un 17 de abril. Ése, en consecuencia, es el origen del "Día del Malbec".

Desde el inicio su comportamiento fue diferente al que tenía en Francia. Su fácil adaptación a los suelos pobres mendocinos y al clima cálido de su nuevo hogar determinaron un fruto con excelente maduración, taninos suaves e intensos aromas de frutas negras y violetas. Todo esto determina vinos seductores, al alcance de cualquier consumidor.

El otro ángulo sugestivo de la cuestión es que ese carácter dócil, junto a su riqueza de...

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