VISIÓN ECONÓMICA / Complacencia costosa

AutorSalvador Kalifa

La inflación, medida por el Índice Nacional de Precios al Consumidor, fue de 6.77 por ciento al cierre del año pasado, la más alta desde el año 2000, cuando alcanzó 8.96 por ciento. Este repunte de la inflación, que viene desde tiempo atrás, debió haber sido previsto y enfrentado con mayor determinación por el Banco de México (Banxico), que optó más bien por continuar con una política monetaria laxa, al menospreciar por algún tiempo las repercusiones de la depreciación del peso sobre el crecimiento de los precios. Esa complacencia resultó costosa y explica, en mucho, la manera brusca en que decidió luego aumentar las tasas de interés.

Este mes es muy probable que la inflación anual, esto es, últimos doce meses, sea menor al 6 por ciento, en mucho porque no habrá un alza en el precio de las gasolinas como el ocurrido en enero del año pasado. No obstante, hay diversos factores que muestran la existencia de presiones inflacionarias que mantendrán el crecimiento de los precios este y el próximo año por encima del 4 y quizá hasta del 5 por ciento, arriba de la meta oficial del 3 por ciento.

El que Banxico sea incapaz de lograr la meta inflacionaria no debería sorprendernos. Dicha meta se estableció a partir de 2003, con un intervalo de variabilidad entre 2 y 4 por ciento. En los 15 años desde entonces, sólo en 8 se ha ubicado por debajo de la cota superior del intervalo, 5 de los cuales fueron por encima del 3.5 por ciento, mientras que tan sólo en una ocasión en 3 por ciento o menos.

Ese historial, bastante deficiente en comparación con el de otros bancos centrales en el mundo, muestra que no será fácil la tarea, que bien pudiera tomar 3 o más años, de regresar la inflación en México al intervalo oficial de variabilidad y luego estabilizarla en el 3 por ciento, menos cuando comienzan a aparecer señales de que las autoridades pudieran estar conteniendo la inflación de manera artificial y existe, además, una alta probabilidad de que un populista ocupe la Presidencia de la República.

Una de esas señales es, precisamente, el precio de la gasolina. Se supone que su determinación se dejó desde el año pasado a las fuerzas del mercado, lo que significa que debería reflejar los movimientos en el precio del petróleo y en la cotización del dólar. No obstante, nuestras autoridades están muy renuentes a hacer buena esa práctica, como lo demuestran al evitar el alza de los...

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