Visión Mundial/ La Guerra de Yom Kippur, ¿de nuevo?

AutorGabriel Guerra Castellanos

En 1973, Siria y Egipto lanzaron un ataque sorpresa contra Israel y lograron poner a su poderoso Ejército a la defensiva. Aunque al final terminaron batidos en retirada, los árabes obtuvieron un importante triunfo anímico: habían demostrado al mundo y a sí mismos que Israel no era invencible.

La Guerra de Yom Kippur fue un acontecimiento que cambió radicalmente la ecuación del poder en Oriente Medio. Los árabes se vieron por vez primera al menos como combatientes dignos de su adversario; hecho trascendente después de la humillante derrota en la Guerra de los Seis Días en 1967. Los israelíes, por su parte, debieron reconocer que su aparato militar y el apoyo de Occidente no eran ya suficientes para mantener el status quo: si querían seguridad tendrían que tener también paz. Para alcanzarla, sería necesario hacer concesiones, y el Gobierno de Israel las hizo parcialmente. Con la devolución de los territorios ocupados a Egipto, aseguró un muy importante flanco.

Años más tarde algo similar sucedió con Cisjordania y Gaza, que fueron cedidas, o devueltas, según se quiera ver, a los palestinos.

Hoy, casi tres décadas más tarde, el Yom Kippur se recuerda en medio de la mayor violencia y la tensión más generalizada desde esa guerra. Los palestinos se han levantado en "armas", por así llamar a piedras y palos, hondas y resorteras, contra lo que perciben como la cerrazón israelí ante sus demandas de concretar un proceso de paz que les permita crear su propio Estado y tener su propia capital, en Jerusalén oriental.

El Gobierno israelí califica esta ola de manifestaciones como una provocación política, cuya finalidad es presionarlo para hacer concesiones. Decenas de miles de manifestantes han salido a las calles, generando una presión que va en aumento cada día. Las autoridades israelíes han reaccionado de manera desproporcionada. Lo que en un inicio fueron balas revestidas de caucho pronto se volvieron municiones muy de verdad.

El Premier Ehud Barak calificó estas acciones como de defensa propia. Extraña defensa cuando comparamos armamentos o hacemos la suma de las bajas: de más de 90 muertos a la fecha, ni siquiera media docena es israelí. Ni qué decir de las escenas, que hielan la sangre, del jovencito palestino...

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