Visión Mundial / Irán y Siria: Los vecinos incómodos

AutorGabriel Guerra Castellanos

Ya me he referido en este espacio a la compleja conformación política y social de Hezbolah, que no le quita lo terrorista ni lo radical a esa organización, pero que la vuelve un ente mucho más difícil de combatir y de contrarrestar.

El gobierno de Ehud Olmert se esta dando cuenta aceleradamente de que no sólo no responde a los estímulos y castigos tradicionales, sino que por el contrario, cada nueva escalada militar parte de Israel parece fortalecer la imagen de esta agrupación y de su líder, el Jeque Hassan Nasralah, que ha logrado apropiarse simbólica y propagandísticamente de la resistencia a ese país.

Pocos parecen haber reparado en el hecho -que no es insignificante- de que ni Nasralah ni Hezbolah son palestinos: son chiitas libaneses. Mientras tanto, el conflicto en Gaza y la resistencia armada de Hamas han pasado a un muy distante segundo plano.

Las apariencias en Medio Oriente son engañosas: hace poco tiempo la atención estaba puesta en el triunfo electoral de Hamas, que se había convertido en un interlocutor obligado en la búsqueda de una solución duradera a la problemática palestina.

Que lejos parecen hoy esos días. Ahora Líbano domina las noticias y Hezbolah domina la situación en Líbano. Tanto Israel como EEUU culpan a Siria e Irán de estar detrás de esta nueva ofensiva.

Según esto, Hezbolah es un instrumento -títere dicen algunos en Jerusalén y Washington- utilizado por Irán para poder atacar a Israel, mientras que Siria se aprovecha de la situación para recuperar su influencia perdida en Líbano.

Así, todo se reduce al punto más simple: si Hezbolah es instrumento de Siria e Irán, y esos dos países son parte del Eje del Mal, esto no es mas que un frente más de la Guerra contra el Terrorismo.

Pero como ya apuntamos antes, nada es lo que parece en el Medio Oriente, y no está claro quién es el títere y quién el titiritero en esta conflagración. Ambos países buscan sacar ventaja del conflicto, eso no esta en duda, pero cada uno tiene motivaciones y maneras de operar diferentes.

Difícilmente podrían existir dos países con regímenes mas distintos en toda la región.

El de Siria es un sistema laico pero dinástico, o al menos hereditario. El presidente Bashar El Assad ciertamente no alcanza a llenar los zapatos de su padre, Hafez El Assad -quien marco toda una era en el Medio Oriente- pero ha tenido la habilidad de navegar en las tormentas sin mojarse demasiado.

Su gobierno es represivo y antidemocrático, pero en nada se parece al...

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