Visión Mundial / En sus marcas, listos...

AutorGabriel Guerra Castellanos

Los senadores Barack Obama (de Illinois) y Hillary Clinton (de Nueva York), así como el gobernador Bill Richardson (de Nuevo México) anunciaron en días recientes sus respectivas decisiones de buscar la nominación del partido Demócrata a la presidencia de EEUU.

La jerga y los tiempos políticos hicieron que todos formaran sus respectivos "comités de exploración", lo cierto es que por vez primera en la historia de su país un político afro americano, una mujer y ex-primera dama y un político de origen mexicano serán los principales contendientes a la candidatura de los Demócratas, que si bien no tienen asegurada la victoria en 2008 serán tremendamente competitivos dado el triste desempeño en las encuestas de George W. Bush.

La gran pregunta, por supuesto, es si la sociedad y la clase política estadounidenses estarán listas como para tener a un presidente con cualquiera de las características arriba mencionadas.

Antes de que algún aguzado lector o lectora se apresure a corregirme, estoy al tanto de un cuarto precandidato con posibilidades reales: John Edwards, quien fue candidato a la vicepresidencia en el 2004 como compañero de fórmula de John Kerry.

Además de senador por Carolina del Norte, Edwards fue un exitoso abogado litigante. Si no lo incluí al principio fue porque me pareció que añadir un abogado a la fórmula del chiste era ya un exceso.

Los Demócratas llegarán con inusual ventaja a la próxima contienda presidencial, pues no sólo se ha desmoronado la aprobación popular al presidente Bush, sino que además ahora -en las recientes elecciones intermedias- lograron lo impensable: el control de la Cámara de Representantes y el Senado, no obstante su tradicional proclividad a arrancarle la derrota de las fauces de la victoria.

Digo lo anterior porque no sería la primera vez que el partido Demócrata se enreda de tal manera que pierde algo que parecía seguro.

Fue el caso de Al Gore en el 2000 (donde ciertamente intervinieron otros factores) y en menor grado el de Kerry en 2004, pero también el de 1994 cuando perdieron ante la oleada conservadora de Newt Gingrich la mayoría legislativa apenas al segundo año de mandato de Bill Clinton.

Ya para que remontarnos al pasado, como en aquella trágica aventura izquierdista de 1972, cuando George McGovern -en plena guerra de Vietnam y malestar generalizado por la conducción del país- sucumbió ante Richard Nixon por uno de los márgenes más amplios de la historia electoral de EEUU.

Es tal vez prematuro...

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