Visión Mundial / Segundo Aniversario

AutorGabriel Guerra Castellanos

La percepción sobre el terrorismo, el balance geopolítico, el conflicto en Medio Oriente, el rol de la única superpotencia, el fanatismo religioso, todos reflejan hoy el impacto de esos aviones que quedaron grabados en la memoria colectiva el 11 de septiembre del 2001.

En la víspera de los ataques, el aún nuevo Gobierno de George W. Bush debatía cual debería ser su política exterior, y Colin Powell, el internacionalista, enfrentaba las resistencias de los aislacionistas en el gabinete, que lo mismo se oponían al activismo que caracterizó la política exterior de Clinton que al papel conciliador y promotor hacia afuera de este General, veterano de mil batallas.

En esos primeros meses en la Casa Blanca, Bush y los suyos se habían caracterizado por una tendencia a la introversión que pronto generó escepticismo primero, y después malestar y hasta tonos burlones en las capitales de Europa y Asia. América Latina observaba con optimismo el crecimiento de una relación con México que se esperaba pudiera filtrarse hacia el sur.

Pero poco apuntaba en esa dirección. Los halcones de Bush (Cheney, Rumsfeld, Rice) estaban mas preocupados por las amenazas militares externas que por cualquier esfuerzo diplomático y veían con cierto desprecio a las instancias internacionales. Paradójicamente, su gran aprensión tenía que ver con un eventual ataque con misiles del extranjero, y para todos efectos prácticos la "defensa nacional antimisiles" se convirtió en la piedra de toque de la política exterior estadounidense.

Como pocas ideas, esa -anteriormente adoptada por Ronald Reagan con su proyecto de Guerra de Galaxias- representaba claramente la visión aislacionista, unilateral y marginal de los principales asesores de Bush el joven.

Cuando los misiles resultaron ser aviones comerciales secuestrados por radicales islámicos tuvo que sobrevenir un replanteamiento acerca del papel de Estados Unidos en el mundo, acompañado por supuesto por la revaloración de las políticas de seguridad nacional y por una consideración de política interna, de supervivencia política, diríamos: como cobrar venganza para no aparecer ante el electorado como débil e inerme, incapaz de proteger al país de las amenazas internas.

Fue a partir de allí que surgió el replanteamiento de la política exterior, marcada por el más claro desdén por los organismos internacionales y por la decisión de avanzar con acciones militares que redibujaran y ampliaran su esfera de influencia en el mapa de la...

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