Visión Mundial / ¿Qué debe hacer México con EU?

AutorGabriel Guerra Castellanos

Hace apenas tres semanas nos decían que el segundo cuatrienio de Bush sería lo mejor que le podía suceder a la relación México-EU. Libre ya de presiones electorales, así rezaba el argumento, Bush estaría en posibilidades de ocupar su capital político en la gran promesa pendiente: la reforma migratoria.

Ya hemos escuchado en muchas ocasiones las justificaciones de porqué la luna de miel entre Fox y Bush fue tan breve e inconsecuente. Sin ánimo de aburrir a mis pacientes lectores, digamos que -en medio del lecho de rosas- se nos apareció un complot... internacional.

La primera señal fue, por supuesto, el efecto aguafiestas que tuvo el bombardeo estadounidense sobre objetivos en Irak el mismo día que Fox y Bush ofrecían su conferencia de prensa conjunta, allá en el rancho San Cristóbal. De manera poco elegante, se nos recordaba que con todo y que su presidente estuviera de visita, y que se dijera que era México su más importante relación en el mundo, a la hora de la hora otras estaban destinadas a ocupar los encabezados periodísticos.

El paso siguiente del complot fue, por supuesto, el 11 de Septiembre y la consiguiente "guerra contra el terrorismo" (léase Afganistan e Irak), que nos desplazó de una buena vez de la lista de prioridades de la Casa Blanca. Y digo de la Casa Blanca porque en la del Departamento de Estado no estábamos: apenas una semana antes de los ataques, Colin Powell daba una amplísima entrevista a un semanario en la que repasaba TODAS sus áreas de interés: México no recibía siquiera una mención.

La lógica y natural obsesión estadounidense por la seguridad nacional nos relegó aún más, y fue así como fuimos pasando a segunda, tercera, cuarta fila, sin que nadie se acordara de nosotros, salvo cuando logramos hacer enojar al gobierno estadounidense con nuestra postura -o falta de- ante la inminente invasión a Irak.

Por un momento en Washington se acordaron de que México existía, y de que tenía un voto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Allá comenzó el cabildeo, aquí el rasgamiento de vestiduras: "si tan sólo NO fuéramos parte del Consejo de Seguridad", plañían algunos, más ocupados en lamentarse que en buscarle provecho a la situación.

Fieles a sus principios, quienes se encargan de nuestra diplomacia lograron confundir a los estadounidenses, quienes no sabían a ciencia cierta como interpretar los dimes y desdiretes de un gobierno que se contradecía públicamente, equivocaba posturas, y no acertaba a explicar allá en EU porque...

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