Visión Mundial / ¿Hacia dónde va Medio Oriente?

AutorGabriel Guerra Castellanos

De lo que no queda duda es del profundo impacto, interno y externo, que tuvo la violenta muerte de Hariri, quien había hecho público sus desacuerdos y malestar con la presencia e influencia siria al renunciar hace seis meses en protesta por la prolongación del mandato presidencial del Presidente Emile Lahoud, quien es considerado un títere de sus vecinos.

Es difícil resumir en un espacio como este la turbulenta historia reciente de Líbano. En muy, pero muy, resumidas cuentas, el sistema pluriétnico y religioso que los franceses le heredaron se fracturó cuando las viejas fórmulas para repartir el poder resultaron inoperantes a raíz de la transformación social y demográfica del país.

El rompecabezas religioso de Líbano se componía (o descomponía) por cuatro partes principales: los cristianos maronitas, los musulmanes chiitas, sunitas y los también musulmanes drusos.

Diseñado originalmente para proteger la presencia y la representación política de los cristianos, el sistema no supo adaptarse a la creciente presencia musulmana, que se intensificó y radicalizó a partir de la llegada de los grupos palestinos encabezados por Yasser Arafat, que habían sido expulsados de Jordania por el Rey Hussein.

Comenzó así la guerra civil que destrozó al que alguna vez había sido considerado el país más próspero, más civilizado, más tolerante de la región. Los vecinos, alarmados, intervinieron de maneras distintas. Paradójicamente, la amenaza de una toma del poder por parte de musulmanes radicales resulto de mayor preocupación para Siria que para Israel, y fue así como Damasco envió a su Ejército, atendiendo una petición de los cristianos maronitas.

Tiempo después, la Liga Árabe solicitó la continuada presencia militar siria, para distender el conflicto interno pero también para limitar la influencia de Israel -que invadió a Líbano en 1978 y en 1982- y de sus aliados cristianos. Más adelante, en 1987, la guerra civil se extendió, abarcando también a los sunitas y chiitas, lo que hizo que el Ejército sirio entrara a Damasco a tratar de controlar la situación.

Es a partir del 2000, cuando Israel se retira de la franja del sur de Líbano que había venido ocupando, que crecen las demandas para que Siria pusiera fin a su dominación militar de facto. El asesinado Rafik Hariri se convirtió en un símbolo de la oposición libanesa a la presencia siria y a la corrupción e ineficiencia que la habían marcado.

Otro actor fundamental en esta querella es la del violento grupo...

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