Visión Económica/ En víspera de las elecciones

AutorSalvador Kalifa

Lamentablemente, por válidos que sean sus reclamos, son imposibles de resolver en el corto plazo. Las promesas de los candidatos a la Presidencia de la República en ese sentido no tienen manera de hacerse realidad en la forma y tiempo que lo ofrecen.

Quienes creen lo contrario, y los que hacen abrigar esperanzas de que las condiciones de vida de esas personas pueden mejorarse pronto y de manera significativa, están haciendo una invitación a la decepción y al desencanto con los procesos democráticos.

Las diferentes fracciones políticas apelan al electorado ofreciendo salidas fáciles y rápidas a problemas complicados cuya solución toma varias décadas. Ellos no creen que la pobreza existe porque el desarrollo es una tarea difícil, lo que buscan son villanos a quien culpar y votos para alcanzar el poder.

Más grave aún es el hecho, que se repite una y otra vez, donde los grupos de presión de las grandes ciudades acaban capturando los beneficios que los paladines de los pobres ofrecen en sus campañas políticas.

Este es un resultado no deseado de la democracia. Explica como los recursos públicos terminan subsidiando

la educación universitaria y el consumo de servicios públicos como el metro, el agua y la electricidad, en vez de orientarse a subsanar las enormes deficiencias de salud, educación básica y capacitación que caracterizan a las zonas más pobres de México.

Ningún sistema político enmienda estas distorsiones. Su solución corresponde al campo económico. Si se instrumentan medidas erróneas, el resultado será una pérdida de bienestar. La experiencia latinoamericana, México incluido, avala esta aseveración. Los grupos indígenas y los que habitan en extrema miseria han sido relegados por Gobiernos democráticos y dictatoriales, puesto que es más fácil y políticamente más rentable responder a los reclamos organizados que provienen de los sindicatos, los intereses particulares, y los habitantes de las grandes ciudades.

Estudios empíricos han encontrado, de hecho, que no hay una estrecha asociación entre democracia y crecimiento económico. Más democracia, por tanto, no necesariamente ayuda a superar las deficiencias de los más pobres, en especial cuando los políticos ceden a las presiones de los grupos de interés y ofrecen a la población mentiras fáciles en vez de plantearle verdades difíciles.

Los candidatos concentraron su atención en promesas colectivistas populares con los electores, especialmente cuando no se vinculan con la discusión de las...

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