Vivaldi contra Beretta

AutorErika P. Bucio

Cuando los visitantes del Museo Tinguely, en Basilea, Suiza, escuchen accionar la manivela de una caja de música que Pedro Reyes ha dispuesto en una de sus salas, empiezan a sonar Las cuatro estaciones de Antonio Vivaldi.

Un artefacto musical peculiar a cuya maquinaria el artista mexicano incorporó cañones recortados de rifles de la marca Beretta, tan italianos como Vivaldi pero mucho más antiguos: la firma vende armas desde 1526, 152 años antes que el nacimiento del célebre compositor.

La pieza se titula Disarm Music Box (Beretta/Vivaldi) y pertenece a Return to Sender, exposición abierta desde el 24 de junio en el recinto suizo y una de las primeras muestras de la Europa de la pospandemia.

En las cajas musicales que integran la exhibición, Reyes empata al fabricante con un compositor del mismo país, lo mismo que a Wolfgang Amadeus Mozart con la firma austriaca Glock, cuyas pistolas son muy recurridas en las películas hollywoodenses; una mancuerna que hace sonar la Sinfonía No. 40.

Suiza, el país sede de la muestra, no está exento de estas correlaciones, y la firma Karabiner casa con el popular cantautor Mani Matter.

En entrevista vía telefónica, Reyes (Ciudad de México, 1972) expone que su intención es tratar de visibilizar la responsabilidad de la industria de las armas en relación con la violencia que azota a diversos países del mundo, y hace ver que los fabricantes "parecen libres del escrutinio de sus ganancias obtenidas a costa del miedo, la muerte y el sufrimiento".

Y hacia ellos apunta el artista, los "remitentes" aludidos en el título de la exposición, Return to Sender.

"La intención es decir: como país, tienes una industria que está íntimamente relacionada con la violencia, y en tu fábrica se hacen productos que cobran miles de vidas alrededor del mundo todos los días. Si ese fuera el mismo criterio en la lucha contra las drogas, no se buscaría a los narcotraficantes, sino que toda la responsabilidad sería solamente de los usuarios", asienta Reyes.

No es la primera vez que el mexicano trabaja con armas; desde hace 12 años han sido parte de su obra.

Con su proyecto Palas por pistolas, iniciado en Culiacán, fundió armas para fabricar mil 527 palas para sembrar igual cantidad de árboles; un proyecto de siembra que ha llevado a al menos 40 ciudades y que también replicará en Basilea, a la entrada del Tinguely, como parte de la exposición en curso.

Otro proyecto relacionado es Disarm, en el que transformó armas en instrumentos...

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