Viven guerreros mesoamericanos

AutorIsrael Sánchez

Ataviados en sus trajes de guerrero jaguar, dos jóvenes, escudo en mano, evitan a toda costa el filoso corte del macuahuitl durante un entrenamiento. A un costado, una hilera de tiradores busca mejorar su puntería y alcance con el atlatl.

Aunque pareciera extraída de algún códice, esta escena no refiere a figuras prehispánicas, sino a los integrantes de Atlatl México, grupo multidisciplinario dedicado a la divulgación del pasado mesoamericano, en particular de la historia y arqueología militar de las sociedades que ocuparon el ahora territorio mexicano.

"Decidimos buscar maneras para poder difundir la historia que interesaran a los jóvenes, pero que aparte tuvieran sustento académico y como esta formalidad del conocimiento", cuenta en entrevista David Peña Cisneros, antropólogo social y uno de los miembros fundadores del proyecto.

Surgido hace 12 años en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) de la mano del investigador Antonio Casanova, Atlatl México comenzó con un enfoque académico de estudio para reproducir armas prehispánicas; tecnologías que, en algunos casos, habían permanecido perdidas desde la Conquista.

Su primera creación fue la pieza insignia del grupo: el atlatl, una palanca que sirve para lanzar dardos de entre 1.20 y 2 metros de largo, que fuera utilizado para la caza de megafauna hace 20 mil años.

"Pero aquí en Mesoamérica y en los Andes su uso continuó, y son los dos únicos lugares del mundo en los cuales justamente el lanzadardos se convirtió en un arma para poder pertrechar a los ejércitos regulares de combatientes", explica Jorge Bertín Nicolás Salazar, pasante de la licenciatura de arqueología en la ENAH y parte de Atlatl México.

Con el tiempo se fueron sumando nuevos miembros al grupo, como el propio Nicolás Salazar, quien integró lo performativo: la caracterización, la recreación y lo que es conocido como artes marciales históricas -similar a lo que ocurre en Europa con grupos medievalistas-, lo cual sacó a Atlatl México de la academia y lo puso frente públicos masivos con experiencias de aprendizaje más significativas.

Cuentan que, ante el olvido en el que permaneció durante varios años el estudio y difusión de lo referente a la guerra prehispánica -a causa de los prejuicios de investigadores que no lo consideraban un indicador de "progreso cultural"-, la gente comenzó a llenar esa laguna informativa con grupos que carecen de una investigación científica, como los de danza.

"Entonces, muchas personas...

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