Viviendo con la mafia

AutorBegoña Piña

¿Sabía que en Palermo la gente está tan habituada a la violencia que utiliza referencias como "nos vemos donde mataron a..." o recuerdan acontecimientos importantes de su vida con fechas de crímenes y matanzas, con frases como "poco antes del atentado de..." o "después de la muerte de..."?

Enriquecida fundamentalmente gracias a los negocios inmobiliarios y a la droga, la mafia siciliana se aprovecha del miedo que se extiende por todas las ciudades y pueblos. El terror a convertirse en objetivo de dicha organización, después de décadas y décadas, ha llegado a ser tan rutinario que, en muchas ocasiones, se transforma en completa indiferencia.

Incluso, tras el asesinato del magistrado Falcone, la víctima más anunciada de toda la historia de la isla, los palermitanos siguieron comprando carne con toda naturalidad en el establecimiento desde el que se organizó y se llevó a cabo el atentado.

Y es que, actualmente, uno de cada mil habitantes de Sicilia es un mafioso en activo. Hay 5 mil 500 miembros de la organización que controlan la isla y 186 asociaciones mafiosas. El volumen del negocio alcanza los 30 mil millones de euros anuales (más de 400 mil millones de pesos). Y todo ello se consigue a través de la extorsión, el impuesto mafioso, los sobornos, los crímenes, las torturas, los secuestros y casi cualquier otro delito imaginable.

Ésta es la realidad que muestra el periodista Joan Queralt en Crónicas mafiosas (Cahoba), libro en el que asegura que Sicilia sigue en manos del crimen organizado con la connivencia de algunos políticos corruptos.

Hasta tal extremo los habitantes de las distintas provincias sicilianas se encuentran atrapados, que una buena parte de ellos prefiere enviar a sus hijos cuando aún son pequeños a vivir fuera, para evitar que en su mayoría de edad caigan en manos de alguna de las familias y pasen por los rituales asesinos de sus ceremonias de iniciación.

Vivir en Sicilia y no pertenecer o colaborar de alguna manera con la mafia es casi imposible; el resto de los habitantes de la isla, la sociedad civil, es en la práctica un grupo despreciado por los mafiosos.

"Para Cosa Nostra, para sus hombres de honor, la sociedad civil no criminal no es más que una raza de schifosi (asquerosos) plagada, según sus adjetivos, de putas, cornudos y rompecojones", dice Queralt.

Experto en asuntos de la mafia y miembro del primer centro antimafia creado en Italia, Queralt explica la tragedia de la vida siciliana en su libro Crónicas mafiosas...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR