'Por ti vivo, lucho, sufro y no muero' (I)

AutorHomero Fernández

Ocho años en cautiverio en la selva en manos de la guerrilla colombiana de las FARC no habían menguado el sentimiento que los mantenía unidos después de más de 30 de matrimonio. Allí, en la selva impenetrable, flanqueado por dos guerrilleros, el político y diputado colombiano Óscar Tulio Lizcano rescataba fuerzas para gritarle a Martha Arango, su mujer de toda la vida, el juramento de siempre.

Para sus conocidos, hoy en día es todavía fácil recordarlo en sus campañas políticas, a las que les dedicaba de la madrugada a la noche.

Se distinguía por su cercanía con la gente, con la que solía reunirse en las cafeterías para escuchar sus inquietudes y atender sus petitorios. No sabía que esa vocación de servicio le salvaría la vida al final de una historia que aquella tarde del 5 agosto del año 2000 iba a comenzar con su secuestro, junto a las instalaciones de un campo deportivo de la localidad de Riosucio, en el Departamento de Caldas.

Todavía lucía casi sin estrenar su título de diputado, al que había accedido tres meses atrás.

"Fui secuestrado en compañía de una candidata a una alcaldía. A ella la liberaron al otro día y a mí me pusieron el uniforme militar que usaban y me obligaron a marchar con ellos. '¡Usted está secuestrado por las FARC y es objetivo de canje por nuestros hombres presos!', fue lo único que me dijeron.

"Esa primera semana, mantuve la expectativa, la esperanza de que fuera liberado... que todo era una cosa transitoria. Jamás pensé que iba a durar tanto, por lo que ni siquiera pensé en una fuga inmediata... Esperé".

Y esa espera duró más de ocho años.

Óscar Tulio Lizcano, de 54 años y más de 90 kilos de peso, diputado electo por el Partido Conservador del entonces Presidente Andrés Pastrana, tenía así el triste privilegio de ser el primer político colombiano secuestrado por las FARC con propósitos de canje por los guerrilleros presos. Un sistema de chantaje que retuvo a más de 70 políticos como rehenes, y que habría de culminar el 5 de febrero de 2009, con la liberación del último político "canjeable", Sigifredo López , diputado del Departamento de El Cauca.

Lizcano, a diferencia de los otros secuestrados, siempre permaneció solo, aislado. Tuvo que vivir en plena selva virgen y la mayoría de los años en una de las regiones más lluviosas del mundo, empapado, con dos mudas de ropa, una seca para dormir y la mojada para caminar.

En esos casi nueve años de cautiverio, sólo pudo ver el Sol dos veces y hablar con 17 personas, los...

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