Tienen vivos encuentros con muertos

AutorGladys Ferrer

Verdad o mentira, las historias de fantasmas, de espantos y espectros son más que una anécdota contada a media voz en una noche oscura.

Los especialistas consideran a los entes y aparecidos mera sugestión, pero la verdad es que a todos emociona y eriza los cabellos el sólo hecho de ser escucha de una historia de terror.

Y éstas se encuentran en cualquier lado, esperando a ser contadas.

Siembra presidiario tachuelas

En Lecumberri lo que sobran son leyendas, pero ninguna de origen tan cruel como la siembra de tachuelas.

"¡Uyy, aquí hay muchas almas en pena, espíritus que no han terminado de pagar por sus crímenes". Es la voz de Alejandro Ibáñez, un empleado administrativo del Archivo General de la Nación, implantado en el legendario Palacio Negro.

En ese edificio hubo alguna vez una etapa en la que los empleados encontraban un montoncito de tachuelas en el piso. Las recogían pero no hallaban explicación a la rara siembra.

El nombre de Sebastián Díaz arrojó luz sobre los acontecimientos: "Sebastián fue un preso que se mató tragándose un puño de tachuelas", comenta Ibáñez.

Tan dolorosa decisión fue tomada luego de que el preso pagara un peso por ver al muerto de la celda de al lado. Cuál no sería su sorpresa al descubrir que el cadáver era de su hijo, a quien nunca había visto en la misma prisión.

El joven, también llamado Sebastián, se había ahorcado con su ropa.

Lecumberri da para más. Una pared negruzca, manchada de sangre con letras que escribieron quienes dejaron parte de su vida en la celdas de la prisión, fue lo que vio Jaime, el velador.

No tendría nada de extraño si no fuera porque desde hacía décadas había dejado de ser la temible cárcel. La visión duró unos segundos, los suficientes para dejar paralizado al velador.

"Parecía que esa pared espantosa es la verdadera alma de los muros, ahora cubiertos y con unos pisos relucientes.

"Las cosas de espantos siempre causan molestia, pero creo que son más horripilantes las historias de quienes pasaron por aquí, ésas sí ponen la piel chinita. Creo que es natural que tanta mala vibra esté acumulada en este lugar", comenta Jaime.

Uno de los guardias también ha sido espantado: Un día de poco trabajo el sueño lo venció y sólo despertó al percibir el murmullo de una multitud y los gritos de los carceleros.

Cabalgan en la curul

Aunque ahí se apuesta por el futuro de la Ciudad, el vetusto edificio de Donceles y Bolívar, que alberga a la actual Asamblea Legislativa del Distrito Federal, y sus paredes...

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