Voces / Los maestros y la educación sexual

AutorGerardo Ochoa-Vargas

La importancia de la educación sexual trasciende el ámbito de la salud mental, la autoaceptación y la formación de valores, y actualmente se extiende por necesidad al campo de la seguridad sanitaria. Las enfermedades de transmisión sexual, incluyendo al letal Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida), se extienden con preocupante frenesí por todo el planeta, y diversos estudios han mostrado que la única forma eficaz de controlar su avance es proveer educación sexual. En términos de costo-beneficio y efectividad, la mejor estrategia es educar en ese sentido a los menores de edad, y para tal fin el grupo objetivo más adecuado el de los adolescentes.

Más frente a esta necesidad, la mayor parte de los programas de educación sexual fracasan sistemáticamente en lograr un cambio de actitud frente al sexo, y a veces incluso en la simple propagación de información veraz. Muchas de estas fallas se atribuyen a la deficiente preparación de los maestros para conducir programas adecuados de educación sexual. En sí esto no es culpa de los maestros, sino de la falta de una estructura para abordar el nebuloso concepto de educación sexual, para más tarde romper prejuicios y finalmente educar a los muchachos.

Las fallas son múltiples. La más común es la confusión entre educación sexual y biología de la reproducción. Esos programas suponen que al enseñar lo relativo a la fecundación, el desarrollo fetal y la higiene del aparato reproductor, el alumno será automáticamente capaz de extrapolar esos conocimientos hacia algo concreto en su vida diaria. La experiencia, sin embargo, no les ha dado la razón.

Es un error asumir que, por sí mismo, el conocimiento puede modificar cualquier conducta, y esto ocurre no sólo en el campo de la sexualidad. Por ejemplo, los fumadores saben que fumar es causa de enfermedad, y sin embargo lo siguen haciendo. Lo mismo ocurre con el manejar bajo la influencia del alcohol, y otras conductas de riesgo.

Mientras esperamos la llegada de un programa que realmente funcione en México, me atrevo a hacer algunas sugerencias para aquellos maestros interesados en el tema. Abordar la sexualidad adolescente requiere de una pericia que jamás viene de la...

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