Empresa/ Volver a empezar

AutorAlberto Barranco Chavarría

Sin embargo, asimilada la trágica lección del pasado, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes está replanteando las reglas, partiendo prácticamente de cero.

De entrada, por ejemplo, en ningún caso la dependencia garantizará el aforo de una carretera privada de cuota, lo que implica que el lapso de la concesión será fijado caso por caso, con una banda que sin embargo oscilaría entre 15 y 30 años.

Más allá, la primera cláusula del título de concesión advertirá que la inversión no será objeto de rescate por parte del fisco, aun cuando queda abierta la posibilidad de asociación en minoría con el capital público, en proporción a la factibilidad de la recuperación rápida de los recursos.

Más aún, en el hipotético caso de que la perspectiva fuera incierta pero la urgencia ineludible, se podrían trastocar los papeles, es decir, el Gobierno sería mayoritario en la sociedad.

Ahora que las tarifas serían fijadas unilateralmente por la propia autoridad, bajo un criterio inverso al del pasado, es decir, se privilegiaría la posibilidad de concurrencia frente al precio.

El plan maestro de la dependencia encabezada por Pedro Cerisola, habla de mantener el énfasis en las vías de salida para las exportaciones del país, empezando por construir una vía a la carretera Panamericana, y otra hacia el corredor Puebla-Panamá.

Ahora que en el diseño del nuevo esquema, las carreteras que se construyan con estrictos recursos públicos federales se entregarán a los Gobiernos estatales, con el propósito de que sean ellos finalmente los responsables de su mantenimiento.

Más aún, en afán de liberar una jugosa partida presupuestal que constituye prácticamente la cuarta parte del gasto de inversión de la dependencia, se intentará plantear la posibilidad con las carreteras existentes.

Por lo pronto, a contrapelo de las fanfarrias con que se anunciaba como un gran logro del Gobierno anterior el que el costo del rescate carretero no gravitara en el presupuesto público, se intentará diseñar un esquema para recuperar los recursos en riesgo, en afán de plantear nuevas inversiones.

La pérdida para el país, pues, consiste justo en la atonía en que se cayó en la materia.

La película usted la conoce: en la intención de pasar a la historia como el sexenio más activo en materia de construcción de carreteras, en la antesala de la puesta en escena del TLC, el Gobierno del ex Presidente Carlos Salinas de Gortari le abrió las puertas a las empresas constructoras privadas.

La fórmula...

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