De Vuelta al Ruedo/ Adiós mundo cruel...

AutorMartha Figueroa

Pues aquí me tienen "de vuelta al ruedo", de nuevo en la tele y de regreso a la vida. En ese orden, aunque lo mejor es estar hoy con ustedes, porque ¡la vi cerca!

Hace un par de días sentí que alguien tendría que hacer salir al quite y escribir esta columna por mí. Y todo porque el avión en el que venía de Oaxaca a la Ciudad de México estuvo a punto de hacer un acuatizaje forzoso en el lago de Texcoco.

En otras palabras, me iba a partir la ma... ndarina cerca de Chiconcuac.

Abordar un avión es de lo más normal para la mayoría, pero para mí nunca ha dejado de ser impresionante eso de estar en un lugar y al rato, aparecer en otro, como si nada.

Pues ahí me tienen, casi en la última fila de la nave -por poco me toca ventanilla o pasillo... pero del baño- cuando alguien me preguntó: "¿porqué aquí y no hasta adelante?" Ah, porque supe que cuando un avión se estrella, sólo queda completa la cola.

Ya saben, haciéndome la lista con el que me quiso humillar con la preguntita. Como si fuera malo viajar en "misery class" ¿verdad? Pero si es divino, sobre todo cuando llega el olor de los huevos revueltos plasticosos que suelen servir como desayuno ¡una cosa bonita!

Tan elegante que era volar en los 60, muy Humprey Boggart en Casablanca o por lo menos muy Angélica María en Ana del Aire.

Esta vez no hubo glamour, sino una gran turbulencia que obligó al piloto a realizar virajes tipo maroma cuando estábamos a punto de aterrizar. Ya se imaginarán la escena: silencio absoluto y caras de adiós mundo cruel.

Bueno, creo que yo me quedé con un dedo de la mano de mi vecino de asiento. Porque me tocó pasar el susto al lado de un paisano muy morenito que me vio agobiada y tuvo el detallazo de sostenerme la mano y luego la otra mano, y luego ¡todo! Porque estuve a punto de sentármele encima del pánico.

Luego del trance, supimos que el aire estaba fuerte en el Valle de México y alrededores. Pero como Diosito tenía otros planes para mí, pues respire hondo y de ahí, me fui a los toros, porque el destino no quiso que me perdiera la corrida de La Oreja de Oro.

Los ventarrones no sólo me mandan a mí al otro mundo, también molestaron mucho a los toreros y a los famosos en la Plaza México.

Por suerte, Rafael Herrerías usa gel y no se despeinó, porque las hermanas Munguía, Lourdes y Jaqueline, tenían nudos en los nudos de la...

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