Vuelven sus oídos a Xavier Villaurrutia

AutorJosé Galindo

Si es verdad que la poesía no le interesa a nadie, es difícil saber qué hacían ayer más de 250 personas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Tal vez se cubrían del intenso sol que caía sobre la explanada, pero más bien parecían poner atención a los poemas de Xavier Villaurrutia que leyó el director de escena José Luis Ibáñez, intercalados en la conferencia que Carlos Monsiváis ofreció sobre el poeta del grupo Contemporáneos.

Parece seguro que al menos 46 de los presentes no estaban huyendo de la incesante música del organillero que se instala fuera de Bellas Artes. Y es que fueron precisamente 46 los ejemplares que al final de la conferencia-recital se habían vendido de Nocturnos, la reedición facsimilar del poemario que Villaurrutia publicó en 1933.

Es inútil tratar de entender la poesía de Villaurrutia, consideró Monsiváis. "Defino entender como el propósito de extraer de la lectura una enseñanza provechosa. Pero si el lector se circunscribe a las imágenes, y se abstiene de poner en primer plano la interpretación, la poesía es accesible".

Eso que Villaurrutia "quiso decir", agregó el cronista, no es otra cosa que lo que uno lee y escucha. El resultado no consiste en comprender algo que está más allá del poema, sino en la complicidad de los versos con el lector.

Para favorecer dicha complicidad, Monsiváis cedió con frecuencia el micrófono a Ibáñez, quien se hallaba sentado frente a un atril y dispuesto a interpretar -con sobriedad, pausa y emoción- la partitura de los nocturnos de Villaurrutia, de quien se celebra este año el centenario de su natalicio.

En medio de un silencio desierto como la calle antes del crimen/ sin respirar siquiera para...

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