El Informe Oppenheimer/ Washington contempla aumentar su ayuda externa

AutorAndrés Oppenheimer

"La pobreza y las privaciones llevan a la frustración, que hace que las masas sean más susceptibles a ser explotadas por grupos extremistas", dijo el Presidente de Paquistán, Pervez Musharraf, el nuevo aliado clave de Estados Unidos en la guerra antiterrorista.

"Es la responsabilidad moral colectiva del mundo desarrollado enfrentar este tema frontalmente".

En un mundo lleno de pobreza, y de países fracasados, los terroristas encuentran campo fértil para convertir a Estados Unidos en el chivo expiatorio de los fracasos de sus sociedades, agregaron otros. Hay que hacerles más difícil esa desviación de culpas.

Todo esto es cierto. Y tal como lo está entendiendo cada vez más gente en Washington, la lucha contra la pobreza será el mayor desafío del Gobierno estadounidense en los próximos años.

En las últimas décadas, Estados Unidos redujo drásticamente su ayuda externa, al punto que actualmente gasta sólo un 0.1 por ciento de su producto bruto en ese rubro.

Estados Unidos se ha convertido en el país que menos dinero dona en relación con su economía entre las 22 naciones miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que agrupa a los países más ricos del mundo.

Hasta países como España, Grecia y Portugal dan más ayuda externa en proporción con su producto bruto que Estados Unidos, según la OCDE.

Como lo señaló la senadora demócrata Dianne Feinstein, "es increíble que Estados Unidos esté en los niveles más bajos de su ayuda externa en los últimos 50 años en proporción con su gasto público. Si Estados Unidos se embarca en la guerra antiterrorista, deberemos declarar la guerra a la pobreza mundial".

Lo interesante es que figuras claves del ala conservadora del Partido Republicano, como el senador Jesse Helms, vicepresidente del comité de relaciones exteriores, están repensando su anterior oposición acérrima a la ayuda externa.

Cuando le pregunté sobre el tema al vocero de Helms, Lester Munson, me dijo que "la mayoría de los miembros del Congreso entienden que la guerra contra el terrorismo será en muchos frentes y que la ayuda externa podría ser uno de ellos".

Un apoyo tácito como ese hubiera sido impensable en boca del equipo de Helms antes del 11 de septiembre.

En el pasado, los conservadores habían convencido al país de que los programas de ayuda exterior de Estados Unidos eran una pérdida de dinero, ya que gran parte de los fondos iban a parar a los burócratas internacionales, que organizaban grandiosas...

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