José Woldenberg / Dinero, medios y democracia

AutorJosé Woldenberg
  1. Recordatorio. Quien piensa y asume que todos los valores son armónicos y se complementan de una manera inercial no ha comprendido las tensiones fundamentales de la vida moderna. Precisamente porque entre ellos se producen fricciones es que administrarlos y ofrecerles horizonte se vuelve parte fundamental de la política.

    Sólo para ejemplificar: conservación de los recursos naturales y desarrollo económico son dos valores que (casi) cualquiera puede reconocer. Pero desplegados en forma inclemente resultan incompatibles. El conservacionista extremo puede acabar oponiéndose al desarrollo, mientras el desarrollista inflexible puede derivar en un depredador de la base natural del propio desarrollo. No es casual entonces que, por lo menos en la retórica, se hable de un desarrollo sustentable, una fórmula que intenta equilibrar pulsiones antitéticas, es decir, que el desarrollo no avasalle los recursos naturales y que los defensores de los mismos no se vuelvan un dique contra el crecimiento.

    La libertad, fuera de cualquier otra consideración, puede derivar, como decía Isaiah Berlin, en la carta de naturalización para que el lobo se coma a las gallinas. Y la búsqueda de la igualdad resultó, en no pocos casos, en la supresión de todas las libertades, convirtiendo a quienes eso proclamaron en carceleros de los ciudadanos. Por ello, Bobbio proponía su síntesis a través de un socialismo liberal.

    Los ejemplos se pueden multiplicar. En ocasiones no se trata de dos valores enfrentados sino de tres o cuatro en tensión. Pero la idea que quiero subrayar es que el despliegue de un solo valor puede masacrar a los otros.

  2. México hoy. La Suprema Corte en estos días se ocupará del amparo que un grupo de intelectuales y periodistas interpuso contra la disposición constitucional que prohíbe la compra de publicidad para hacer campaña a favor y en contra de candidatos y partidos. Más allá del peliagudo tema de si una norma constitucional puede ser anticonstitucional, el asunto de fondo merece no ser evadido.

    Muchos esfuerzos fueron necesarios para edificar en nuestro país condiciones medianamente equitativas para la competencia electoral. Se trata de un pilar del "juego democrático" sin el cual el edificio construido tiende a ladearse, a desfigurarse. Sólo después de la reforma de 1996 México ha vivido procesos comiciales equilibrados. Y eso fue porque se aprobaron una serie de medidas, plasmadas en la legislación, que contribuyeron a ello. No fue la casualidad ni...

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