¡Avivan la pasión!

AutorLuis Carrillo

Vibrante resultó la última edición del Clásico entre América y Guadalajara al registrarse ayer un empate 3-3 que respondió a las expectativas del partido grande en México y de los 105 mil aficionados que asistieron al Estadio Azteca.

A pesar de que América tuvo un par de ventajas a lo largo del encuentro, Francisco Palencia sacó la garra que lo caracteriza y regresó a la vida a los rojiblancos en los momentos en que parecía que los capitalinos se llevarían el Clásico ante su gente.

Las Águilas salieron con todo al silbatazo inicial y en el minuto 15, Pável Pardo mandó adelante a los azulcremas con un disparo de media distancia que no pudo detener Oswaldo Sánchez.

Eran los momentos en que Chivas aquejaba serias dificultades en la zona defensiva, dejando grandes espacios que América tenía a placer.

Después de una falta dentro del área sobre Adolfo Bautista al minuto 38, las Águilas hilaron un avance por el sector izquierdo y un minuto después Óscar Rojas consiguió el 2-0 parcial, a pase de Cuauhtémoc Blanco.

Cuando el partido parecía que se inclinaría del lado azulcrema, Héctor Reynoso resucitó a su equipo con un soberbio zapatazo que se incrustó en el ángulo de la portería defendida por Guillermo Ochoa.

De tal forma que Chivas se fue al vestidor entre gritos y palmas de su afición que jamás dejó de impulsarlos, a pesar de la clara mayoría de americanistas en la tribuna.

Cuauhtémoc Blanco y Kléber Boas no tuvieron en esta ocasión su mejor actuación, ya que mientras el brasileño pecó de displicente en los avances, el capitán de los azulcremas cortó varias veces el ritmo de las llegadas al marco de Chivas.

Vino entonces Francisco Palencia, quien al 59' aprovechó los titubeos de la defensa azulcrema e hizo el empate 2-2.

Pero ahora fue el Guadalajara el equipo incapaz de aprovechar el momento anímico a su favor y poco contundente en las llegadas siguientes al marco de Ochoa.

América se encontró con la tercera anotación a 12 minutos del final a través de Claudio López quien con su sello distintivo arrancó desde tres cuartos de cancha y fusiló a Oswaldo ante el delirio de los americanistas en las gradas.

De nueva cuenta vino la figura de Palencia, quien al 88' dejó sembraba a la zaga local con un remate certero a un servicio de Alberto Medina por el lado izquierdo.

Como pocas veces se ha visto en el Clásico de los últimos años, tras el silbatazo que decretó el empate, las dos aficiones aplaudieron a los jugadores para dar el cerrojazo así a un...

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