Ernesto Diezmartínez / ¿Y dónde quedó la magia?

AutorErnesto Diezmartínez

Nunca he visto una cinta aborrecible de la veterana cineasta australiana Gillian Armstrong (Mujercitas/1994, Oscar y Lucinda/1997, Charlotte Gray/2001), pero tampoco ninguna que me entusiasme.

Impecable artesana, se luce en melodramas de ambientación histórica; buena directora de actores, logra magníficas interpretaciones de sus atractivos repartos. Pero, al final, por una u otra razón, algo falla. Tomemos el caso de su más reciente largometraje, El Gran Houdini (Death Defying Acts, GB-Australia-EU, 2007).

La película no es, por desgracia, una biopic del célebre escapista Harry Houdini (1874-1926), sino una malograda mezcla de melodrama romántico, filme de ambientación histórica y cinta de crecimiento infantil. Y he escrito "por desgracia", pues uno de los fuertes de la película es la vívida interpretación que hace Guy Pearce del obsesivo Houdini: un muy profesional showman que, en algún momento de su carrera, se convirtió en un agresivo cruzado contra todo tipo de charlatanes, especialmente aquellos que juraban estar en contacto con el más allá.

El guión de Tony Grisoni y Brian Ward trata de esta faceta de Houdini: el ilusionista llega a Edimburgo, en donde una dizque psíquica profesional (Catherine Zeta-Jones) y su vivilla hija adolescente (Saoirse Ronan, tan diabólicamente perfecta como en Expiación, Deseo y Pecado/Wright/2007) aceptan el reto del mago.

Es decir, lo pondrán en contacto con su fallecida mamá por la...

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