¿Y dónde queda eso...?

AutorCristina Liceaga

Cada vez que Marvin Ngarutang llega al aeropuerto de Washington sabe que tendrá problemas. La rutina siempre es la misma: los agentes ven su pasaporte, lo llevan a la oficina de Migración, realizan algunas llamadas después de disculparse, lo dejan libre.

"Los oficiales no pueden creer que venga de un país llamado Palau. Ni siquiera saben que existe. Además, como no necesitamos visa para entrar a EU y sólo 600 ciudadanos tenemos pasaporte, se les hace más sospechoso.

Ya estoy acostumbrado a eso, desde que estudiaba en la universidad en Inglaterra.

Mi nacionalidad era la sensación entre mis compañeros. Decían que era el único palao en toda Europa", dice a REFORMA, entre risas, Ngarutang, consejero de Asuntos Políticos de la Embajada de Palau en Washington.

Ignorados por la opinión pública y los medios de comunicación, países como Palau, Tuvalu, Kiribati (se pronuncia Kiribas), Vanuatu, Tonga y Bahrein, a los que a primera vista se les podría colgar el adjetivo de "paradisiacos", luchan por conservar su autonomía y hacer frente a las amenazas que representan el aumento del nivel del agua del Océano Pacífico, el sida y la pobreza extrema.

De acuerdo con un estudio realizado por la ONU en 1989, pequeños Estados insulares de Oceanía como Tuvalu, Palau y Kiribati corren el riesgo de desaparecer bajo el agua en los próximos años. Dado que en estos países la mayor parte de la población, las tierras de cultivo y la infraestructura se concentran en las costas, el aumento del nivel del mar tendrá efectos importantes en su economía.

En Palau, por ejemplo, el efecto invernadero ha provocado la desaparición de algunas islas deshabitadas y la destrucción de parcelas del cultivo más importante del país: la raíz del taro.

Pero en Tuvalu, de tan sólo 26 kilómetros cuadrados, las cosas han llegado más lejos: los 11 mil tuvaluanos serán acogidos por Nueva Zelanda antes de que las nueve islas del archipiélago se hundan en el mar. En febrero, el Primer Ministro de Tuvalu, Koloa Talake, advirtió que algunos de sus compatriotas ya habían emigrado y que, junto con Kiribati las Maldivas, su Gobierno demandará a las naciones e industrias productoras de los gases culpables del efecto invernadero.

Se vende ADN

Mientras llega la fatídica desaparición física del país, Tuvalu busca cómo aumentar sus ingresos. En 1999, vendió por 50 millones de dólares su dominio en internet (.tv) a la empresa estadounidense DotTV, filial del proveedor de servicios digitales VeriSign. El acuerdo prevé que el dinero, el cual se entregará a lo largo de 12 años, debe destinarse a mejorar la infraestructura del país.

"Tuvalu está usando el dinero para realizar mejoras increíbles en su infraestructura.

Hasta ahora, han usado 8 millones de dólares para reparar y construir carreteras, invertido un 1.5 millones de dólares en becas educativas y 750 mil dólares para tener agua potable, han contratado personal médico capacitado y construido 5 escuelas con valor de un millón de dólares. Además, han pagado sus cuotas de admisión a la ONU y a la Commonwealth", dijo a REFORMA Kelly Tracey, de la oficina de relaciones públicas de VeriSign.

No es la primera vez que la isla realiza este tipo de negocios. En la década pasada dio en concesión su prefijo de larga distancia 688) a operadores de líneas eróticas, lo que al año le reporta ganancias por 1.2 millones de dólares.

Otro país que vende lo inimaginable para salir de la pobreza es el reino de Tonga, donde en el Siglo 18 el octogenario Rey Fatafehi Paulah tenía como deber real desvirgar a todas las jóvenes de la isla, cedió en el 2000 el ADN de sus 110 mil habitantes a la compañía australiana Autogen Limited.

Aunque se esperaba que el proyecto permitiría encontrar la cura a enfermedades como la diabetes y que Tonga recibiría un porcentaje de las ventas de las medicinas creadas a...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR