¿A quiénes reclama el EPR?

AutorEmiliano Ruiz Parra

OAXACA.- La presunta desaparición de un ex líder estudiantil y un abarrotero de Ciudad Nezahualcóyotl ha provocado que el país pierda millones de dólares. Se trata de Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya, reivindicados por el Ejército Popular Revolucionario como sus militantes.

Al demandar su presentación con vida, el EPR ha atacado instalaciones de Petróleos Mexicanos en cuatro estados de la República.

Según un reporte de la consultora estadounidense IPD Latin American, sólo el ataque del 10 de septiembre en Veracruz implicó pérdidas por mil millones de dólares por el gas que se perdió, el que se dejó de vender y la reparación de los ductos.

A eso habría que sumar mil 200 millones de dólares que perdió la industria en los seis días en los que dejó de recibir el suministro de gas, la suspensión del servicio en ocho plantas de la Comisión Federal de Electricidad y la evacuación de 20 mil personas de sus comunidades.

Las primeras explosiones, ocurridas en Guanajuato y Querétaro el 5 y 10 de julio, causaron pérdidas de mil millones de pesos diarios tan sólo en la industria del estado de México, según reportó la asociación mexiquense de industriales.

¿Quiénes son los presuntos guerrilleros que el EPR reivindica como causa de estos atentados?

GABRIEL ALBERTO CRUZ SÁNCHEZ

No quedó una fotografía, una boleta de calificaciones o unos apuntes escolares que testimoniaran el paso de Gabriel Alberto Cruz Sánchez por la casa familiar de Santos Degollado 104, en el centro histórico de Oaxaca.

En la década de los setenta, los elementos de la Dirección Federal de Seguridad cateaban la casa, vaciaban los cajones, descolgaban los retratos de las paredes y se llevaban cualquier papel que pudiera aportar algún dato sobre el paradero o la personalidad de los hermanos Tiburcio y Gabriel Alberto Cruz Sánchez.

Los hermanos Cruz Sánchez eran dos jóvenes que rondaban los 20 años, discretos integrantes del movimiento estudiantil del 68 en Oaxaca, que a la larga se convertirían en dos de los hombres más buscados por el gobierno mexicano.

Actualmente, la única imagen disponible de Gabriel es una fotografía tamaño infantil que difundió en junio el EPR al demandar su presentación, donde aparece con los 55 años que había cumplido en marzo.

Habían pasado más de tres décadas desde que se despidió en 1971 de Margarita, su hermana menor, con un lacónico "voy a salir, cuida a mamá y a papá", para sumirse en la clandestinidad.

En junio pasado, Margarita tuvo que hacer esfuerzos para reconocerlo en esa imagen de internet donde aparece robusto y cincuentón, de frente amplia y con un bigote que no le había visto nunca.

En México, a algunas familias les han beneficiado los parentescos políticos. Los presidentes tienen hermanos incómodos, sus esposas promueven fundaciones y los hijastros hacen negocios. Para los Cruz Sánchez fue al revés.

El lazo familiar con dos dirigentes de la Unión del Pueblo, germen del EPR, les costó la desaparición forzada y tortura en los setenta, y provocó que hoy en día se les clasifique en fichas de los servicios de seguridad nacional como "familia vinculada con la subversión".

El mayor de los hermanos, Tiburcio Cruz Sánchez, asumió el nombre de Francisco Cerezo Quiroz y se convirtió en el dirigente fundador del EPR. También llamado "comandante Francisco", Tiburcio se casó con Florencia Canseco Ruiz, con quien tuvo cinco hijos: Francisco, Emiliana, Héctor, Antonio y Alejandro, a quienes registraron con los apellidos Cerezo Contreras.

El séptimo de los nueve hermanos, Gabriel Alberto Cruz Sánchez, nació el 24 de marzo de 1952 en la capital oaxaqueña. En la guerrilla tomó el nombre de Raymundo Rivera Bravo y en los reportes de seguridad nacional a los que tuvo acceso Enfoque no se registra si tuvo hijos.

Sus huellas se borran después de que salió de la cárcel de Ixcotel en 1971, en donde estuvo preso acusado de secuestro.

"Entraban y cateaban la casa, vaciaban los cajones, inspeccionaban cada rincón, se llevaban todo. No quedó ni una foto de él. Nos ponían la pistola en la cabeza, a mi hermano pequeño le tocó la represión muy dura... no quiero hablar de eso", pide Margarita.

Florencia Canseco Ruiz, también fundadora del EPR, recuerda el episodio en una carta escrita a sus hijos Héctor, Antonio y Alejandro Cerezo Contreras, fechada el 12 de agosto de 2004: "A su merced (de la Dirección Federal de Seguridad) quedó la familia de su papá con quienes se ensañaron, pues tiempo después fueron detenidos y torturados dos de sus tíos, secuestrada y violada una sobrina y una amiga, la casa constantemente cateada y siempre vigilada", les escribe desde la clandestinidad.

Francisco Cruz Sánchez, el menor de los hermanos, fue secuestrado durante seis días y torturado a la edad de 13 años. Un hermano mayor, Casto Eugenio Cruz Sánchez, fue desaparecido en la Ciudad de México, torturado y retenido en el Campo Militar Número Uno.

"Todos sus hermanos son gente de lucha, hombres de bien, muy dedicados", los recuerda la periodista octogenaria Arcelia Yañiz, amiga de la familia, y ahora coordinadora de bibliotecas del gobierno estatal de Ulises Ruiz Ortiz.

En la casa Cruz Sánchez la Biblia se leía cada tercer día. La formación religiosa, sin embargo, no impediría que Gabriel Alberto y Tiburcio...

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