¿Cómo se reforma el Estado?

AutorMiguel Carbonell y Enrique Ochoa Reza

Hace unos días, en una interesante entrevista, el senador Manlio Fabio Beltrones sostenía que la ruta indicada para hacer una Reforma del Estado en México es la misma que siguieron en su momento España (durante la transición de los años 1976 a 1978) y Argentina (en 1994). La idea básica del senador Beltrones es la de promover la Reforma del Estado a través de una ley que les fije a todas las partes involucradas las tareas que deben hacer, así como los plazos y condiciones para llevarlas a cabo. Se trataría de emitir, entonces, una ley en México como la ley de reforma política de España o como la ley que declaró la necesidad de una reforma integral de la Constitución creada por el Congreso de Argentina.

Sucede, sin embargo, que las condiciones políticas, pasadas y presentes de México no sugieren que ese sea el camino más indicado y ni siquiera el más corto o efectivo, para reformar el Estado mexicano. En España lo que se hizo con la citada ley fue dejar atrás 40 años de dictadura franquista. El país ibérico no tenía, en ese momento, una Constitución, por lo que la tarea de los políticos españoles de entonces fue construir desde cero un entramado constitucional completamente nuevo.

En Argentina sí que tenían una Constitución: la de 1853, la más antigua del continente. Dicho texto constitucional presentaba un evidente desfase de la realidad política del país en la primera mitad de los años noventa, por eso procedieron a realizarle una reforma integral. En realidad se trataba entonces de hacer una Constitución prácticamente nueva, pero los políticos argentinos del momento decidieron respetar la fórmula de "reforma integral" establecida en la citada ley, para evitar así la discusión acerca de la legitimidad de un nuevo poder constituyente.

Coincidencias y acuerdos

En México hay suficiente evidencia teórica y práctica para afirmar que no estamos en una situación parecida a la de los modelos español o argentino que menciona el senador Beltrones. No se necesita una ley que dio paso a la construcción de una nueva Constitución, como fue el caso en España. Tampoco necesitamos de una ley que dé lugar a una reforma sustancial de la Constitución vigente, como fue el caso de Argentina.

De hecho, lo que tenemos que hacer en nuestro país es más bien diseñar una agenda de Reforma del Estado que pueda hacer coincidir a las principales fuerzas políticas sobre los temas que requieren revisión. Se trata, creemos, de una discusión sobre los contenidos, no sobre...

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