Entrevista / Yvonne Domenge / Mimetizarse con los lugares

AutorSergio Zepeda de Alba

"La escultura me ha hecho viajar más de lo que yo hubiera soñado; me ha rebasado", dice la escultora mexicana Yvonne Domenge (Ciudad de México, 1946).

Hace 30 años, Domenge descubrió que su trabajo le permitiría viajar para conocer la forma en que trabajan los artistas de diversos destinos. Entonces fue seleccionada para participar en un concurso sobre Camille Claudel, la amante de Rodin, y pasó una semana tallando un árbol en la villa de La Bresse, en Francia. Ganó el concurso. Desde entonces ha visitado varios rincones del planeta. Domenge cuenta que cuando se traslada a otras latitudes, las observa con ojos de escultora.

¿En qué te fijas cuando pisas por primera vez una ciudad?

Lo primero que veo en una ciudad son las alturas: si las construcciones tienen altura, si hay edificios o no, y si hay montañas. Por ejemplo: es muy impactante llegar a Yucatán: está plano. Llegas a Nueva York y las montañas son urbanas, hay volúmenes. En Yucatán todo es plano, lo único que vez son las palmeras y horizontes blancos.

En China me impresionó mucho la cercanía corporal entre la gente. Ahorita tú y yo tenemos un metro distancia, si fueras chino estarías aquí cerca.

En cuanto a Francia, el culto a la comida. Cómo comen con su mantel siempre limpio, los platos preciosos, aunque no sean finos; el culto a la comida, ese ritual, me pareció magnífico.

¿Dónde te sientes más contigo, en ciudades o en el campo?

Son dos lugares: el mar y Nueva York. Tengo un lado urbano tremendo. Me encantan las galerías, los conciertos, ver a los artistas, y me gusta ir a Yucatán, a Akumal, la playa... Me encanta meterme al mar cuando amanece.

¿De todos los platillos que has probado, cuál es tu favorito?

Siempre que voy a la playa pido camarones a la diabla con arroz blanco y tortilla.

¿Y de beber?

Me tomo una cerveza, si puedo, que sea local.

¿Cómo consigues dónde quedarte?

En China, como me invitó el gobierno chino, me pagó un hotel sin estrellas y ahí me quedé. Ahora que me voy a Chicago, lo paga la ciudad de Chicago, o el Parque Millenium. Luego me voy a Vancouver, a la gala. Yo soy la más adaptable. Puedo dormir en un lugar con candelabros y candiles, o en el piso en un sleeping bag. A mí no me importa.

¿Qué es para ti viajar?

Es una manera de ponerme en parámetro con otros artistas y de aprender y darme cuenta de que en nuestro México hay valores artísticos enormes. No le pedimos nada a nadie, al contrario.

Viajar te hace abrir tu mente, porque ves otras costumbres, otras...

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